BFCLEO00033-H-100000000000000
49 Fray Emiliano de Cantalapiedra _.:--······ •••••••••••••••••••••••••••••·••••••••••••••••••••••••••• P Juan en la expedición hacia los barí, se había caído por un barranco, dándose un fuerte golpe en la espalda y tenía muchos dolores. En la noche no se podía emprender el camino, pero sí prepararlo todo, sobre todo la gente que iba al rescate. Todo el mundo se ofreció voluntario. Llevamos lo que pedía el P. Juan: los santos óleos y medicinas. Amanece el primer día del mes de junio, dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. Implorando su protección y con la confianza puesta en él, nada más amanecer, nos ponemos en camino. Apenas si se veía, pero había que apurarse y éramos bastantes y todos muy animados. Nada más pasar el caño de Peraya, tuvimos que agarrarnos al machete que llevábamos, e ir con él abriendo camino. No sólo había ramas y palos, sino también muchas piedras y árboles grandísimos caídos en el camino por donde teníamos que pasar. Se puso muy difícil la cosa, por eso tardamos en llegar más de cinco horas. Llegamos cansados, averiados y picados de las avispas. ¡Cómo sería el regreso a la Misión que se haría ya de noche! Pero sólo había que pensar en el accidentado y llevarle de la mejor manera para que no sufriera tanto. Se le calmaron un poco los dolores con las medicinas que le aplicaron. Después de una atención de emergencia y después de descansar algo, acostamos al P Saturnino en la hamaca que llevábamos y, colgando ésta de un palo grueso y largo, cargándola cuatro hombres, iniciamos el retorno. La distancia no era grande pero el camino sí era muy malo. Pronto empezaron las dificultades: las piedras del camino y las desigualdades del terreno rozaban el cuerpo del enfermo en la parte afectada (la columna vertebral) y le hadan mucho daño. Para evitar eso le fui levantando todo el tiempo la hamaca, con el brazo y el hombro, en los casos más críticos lo hacia con las dos manos. Hubo momentos en que no podíamos movernos ni para la derecha ni para izquierda y teniendo que subir una pendiente. Había que subir al enfermo en la posición en que iba, sufriendo lo indecible, hasta llegar arriba del todo. Iba casi desmayado, pues no había comido nada desde el día anterior, sólo
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz