BFCLEO00033-H-100000000000000
Sierra de Perijá. Teníamos que explicarles a los papás las ventajas que proporcionaban los internados que se acababan de construir. Que era para el bien de sus hijos, que en ellos aprenderían como los hijos de los criollos para saber como ellos y que no los engañarían. Muchos de ellos prometieron enviar sus hijos cuanto antes. Yasí fue: a las pocas semanas, después de recorrer la Sierra para arriba y para abajo, llegamos a tener veinte niñas y treinta y tres niños, con gran alegría de los misioneros y de los yukpas más ancianos. Cuando ya llevaba unos meses y el internado estaba en marcha, hice dos grupos: los grandes, y los medianos y pequeños. Desde el comienzo, con los pocos que había, la hermana les daba alfabetización y nociones elementales. Ahora, los medianos y pequeños se quedaron con la hermana y yo daba clase a los mayores, eran sólo ocho, pero no tardando fueron más. Una vez organizadas las cosas sólo quedaba sujetarse al horario y a la disciplina; pero sobre todo a una vida de sacrificio, interés por ellos y un continuo cariño, en todos los momentos. De esta manera la paciencia sería grande y constante, como la tienen los buenos padres con sus hijos. Los misioneros teníamos que hacer con esos niños que nos habían entregado, de padres, de maestros y de todo, pues el niño necesita todo eso para su correcta formación. Mi ocupaciónprincipal iba a ser cuidar los internos día y noche, aunque los pequeños y los medianos se la pasaban con las hermanas gran parte del día. Esto me permitía hacer otras tareas con los mayores: todos los días, después de clase, tenía trabajo en el campo con ellos. Cultivábamos yuca, guineo, plátanos, piña, etc. que tanta falta hacia en la cocina. A veces llevaba también a los medianos. La hermana cocinera recibía esos alimentos con mucha alegría y recompensaba a los cargadores con caramelos y golosinas. Limpiábamos también los potreros, pero media hora antes de las doce, dábamos una vuelta por el yucal o el platanal para llevar comida a la cocina ¡Qué falta hacia todo eso! Y casi nos juntábamos a comer cien personas cada vez, contando niños, misioneros
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz