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28 •••••••• \ . M~.1?!~'t{<!~ ......................................... LLEGADA A LA MISIÓN De momento todos quedamos en Machiques. Los trabajos que hacíamos Fray Mateo y yo eran fáciles y llevaderos: ayudar a Fray Honorato en la cocina, sacristía e iglesia, atender la portería, hacer recados y encomiendas, etc. Uno de los sacerdotes ayudaba al párroco de San José y los otros dos, al de Machiques; pero pronto el P. Beda de Frechilla, el P. Gaspar de Liguérzana y fr. Avelino de Ventosa fueron destinados a la Guajira. Quedando en Machiques, solamente, el P. Fidel San Feliz y mi persona. Continué dos meses ayudando a Fray. Honorato en los trabajos de la casa, en Machiques. Después fui trasladado a un nuevo Centro Misional que se estaba fundando con el nombre de Santa María de Ayapa, en las cabeceras del río Negro. El nombre se lo había puesto el P. Cesáreo de Armellada. Machiques, aunque era parroquia de criollos, tenía ambiente indigenista pues se veían guajiros y yukpas en cantidad; en nuestra casa, los yukpas se quedaban en la arcada del frente, a veces llenaban todo ese espacio y, de todos modos, siempre había algunos. De esa manera me fui familiarizando con ellos, pues casi todos los que por allí iban eran del sitio a donde íbamos a ir el P. Fidel y yo. Aprovechábamos su presencia para ir catequizándolos un poco. Ellos manifestaban muchas ganas de que fuéramos con ellos, para hacer allí una escuela y que enseñáramos a sus hijos. También los yukpas adultos querían aprender a leer, escribir, contar... En este período de espera, visitó a Machiques la reliquia de la Virgen de Coromoto, en gira por todo el país. Venían acompañándola sacerdotes de la diócesis de Barquisimeto y de Guanare. La Virgen estuvo en el Vicariato del 20 de mayo al 15 de junio (del año 1952). Al final se llevó la imagen en una avioneta y sobrevoló la Sierra de Perijá y el Valle de los motilones, bendiciendo a los yukpas y barí. Donde quiera que llegó la reliquia fue recibida con mucho entusiasmo y regocijo, dejando en todos los corazones bien encendida la devoción a