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215 Fray Emiliano de Cantalapiedra _:" ...... . •••••••••••••••••••••••••••••··•·················•••••••• razón, desde septiembre de 1967 no lo hacia. Les prometí que eso no se repetiría. Lamentablemente no lo cumplí. Estamos en 1995, cuando esto escribo, y no he vuelto. ¡Lo siento mucho! Decidí regresar a Machiques por el Tukuko y seguí la ruta del Valle de los Motilones. De esa forma podría saludar a los yukpas y bari que vivían a la orilla de ese camino: Bachichida, Kishashamo, Shukumo, estación misional Virgen del Camino. Como siempre, no podía faltar una invocación a tan buena Madre, en este sitio, para mí tan cargado de recuerdos. Llegué al Tukuko y tuve la suerte de encontrar un carro que salía para Machiques. Allí llegué el mismo lunes, a reanudar el martes, mi trabajo de catequesis escolar, viajes, etc. En enero de 1979 terminó el trienio y volvimos a tener Capítulo Electivo. Yo continué en Machiques pero tuve que ir asumiendo otra vez, muchos trabajos de la casa, pues Fray Honorato ya iba a cumplir 80 años y, aunque le sobraba voluntad, cada vez le faltaban más las fuerzas. El P. Santiago Pérez fue cambiado para el Tukuko, allá fue de párroco y Superior. Los misioneros v1viamos pendientes de las necesidades de los indígenas y de cómo ayudarles a resolver los problemas que iban presentando. Eso sucedió con el problema de la cedulación. La Oficina de Identificación y Extranjería estaba a cuadra y media de la residencia del obispo. Los yukpas y los barí se perdían en los brazos de la burocracia, y nos buscaban a nosotros para que los acompañáramos a esa oficina. Yo iba, hablaba con los funcionarios y éstos daban todas las facilidades. Fueron siempre muy receptivos y comprensivos con los problemas de los indígenas. Cuando ya estaba encaminada la cuestión yo me volvía a mis quehaceres de todos los días.
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