BFCLEO00033-H-100000000000000

214 ········-.___.M~.1!1:1?.r.~q~ ......................................... apoyar. De hecho durante varios años seguidos estuve asistiendo a las reuniones de equipo. Para movilizarme, me dieron el Ford Cortina que había usado el P. Santiago Sánchez en Paraguaipoa, cuando era párroco de allá. Este vehículo era muy bueno para ir a la catequesis pero para carga tenía que echar mano del camioncito de Saimadoyi. La carretera Machiques– Colón estaba recién terminada y se iba por ella de lo mejor. Solía acompañar también al P. Santiago Sánchez que iba los sábados, a celebrar la Santa Misa, a la comunidad yukpa de Toromo, que estaba a media hora de Machiques; y con el P. Santiago Pérez, iba los primeros domingos de mes a Aponcito, a celebrar la Santa Misa; pues ya no tenía sacerdote residente. Comenzando el año 1977, aproveché un fin de semana y fui a la Misión de Saimadoyi. Con el carro se llegaba hasta la hacienda El Rodeo, junto al asentamiento campesino de Aricuaisá. La mitad.del camino era de tierra, sin asfalto. Al llegar allí había que dejar el carro y montar la carga en las mulas para subir la sierra de Marewa (que los barí llamaban Abusanki). La subida y bajada duraba más de tres horas. Había cuestas y bajadas abundantes que hadan el camino lento y costoso. Al final había que pasar el rio. Llegamos a media tarde del sábado. Después de la Misa del domingo, aproveché para darme una vuelta por San José de Ogdebiá, ese sitio tan querido por mí, y donde tanto me tocó trabajar, en compañía con los yukpas del Tukuko. Visité las pocas familias que había allí y les di los obsequios que llevaba para ellos. Tanto ellos como yo estábamos muy contentos del encuentro. Me contaban las cosas que había por allí. Visité el rio, el sembrandío de aguacates donde cazamos tantas lapas, casi más que aguacates cosechamos. Los conucos los tenían muy bien cuidados y con abundante comida; también estaban hermosos los potreros y tenían algunas vacas con sus terneros. Hablando y hablando se nos pasó el tiempo. Los barí me reclamaban que hacia mucho tiempo que no los visitaba: tenían