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Machiques, nuevamente. Allí comencé el año 1976 y estaría hasta el uno de febrero de 1982 en que fui destinado a San José de Perijá. MACHIQUES, UNA VEZ MÁS Apenas llegué, traté de poner orden en las trasteras y depósitos de la casa, pues se habían ido llenando de cosas inútiles. Terminada la limpieza llegaron los Ejercicios Espirituales que, como era costumbre en esos años, los hacíamos juntos todos los religiosos del Vicariato en la casa de Ejercicios de Maracaibo, en el Barrio Sierra Maestra. Al terminar los mismos, y aprovechando que estábamos todos reunidos, tuvo lugar el Capítulo Electivo del Vicariato para elegir los nuevos Superiores. Salió elegido Superior Regular el P. Santiago Sánchez, que estaba de residencia en Machiques, de donde era párroco. Allí continuaría de residencia los tres años que duró en ese cargo, pero sólo de comunidad sin ser ni párroco ni superior local. A mí me mandaron que siguiera en donde estaba. Estaría allí dos trienios. Mi estancia, esta vez, sería bastante diferente de la anterior. Seguiría apoyando la Misión de Bokshí y de Saimadoyi con los viajes; la cocina solamente la supervisaría, porque habría una cocinera... Tendría mucho más tiempo para dedicarme a la catequesis en algunas escuelas de los barrios de Machiques y, sobre todo, en los caseríos cercanos: La Pastora, El Llano, Macoa, Río Negro y otros tres caseríos que quedaban en la Machiques-Colón. Por otra parte, ahora había otro hermano no clérigo en la casa de Machiques, Fray Honorato de Villanueva, aunque era anciano y lo acababan de traer el centro misional Santa María de Guana, en la Guajira, porque allí el trabajo era muy fuerte para él, aquí, en la residencia del obispo, prestaba un buen servicio ayudando en la sacristía, en la cocina, etc. El Superior y Párroco de la Catedral, P. Santiago Pérez, me invitó a asistir a unos Cursillos de Cristiandad. Era oportuno conocer este movimiento pues estaba en pleno auge y, sólo conociéndolo se le podría