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212 •••••••• \ J:1~.1!!~t~f!-~ ......................................... Así llegarnos al mes de diciembre. A mí me dieron cambio para la Misión de Bokshí. Pasé las Navidades en el Tukuko y, a comienzos de año, hice un recorrido por la tierra que está al pie de monte de la Sierra de Marewa (o Abusanki, que así la llaman los barí), esa tierra estaba ocupada por los barí antes de 1955. Los hacendados los fueron desplazando de ella y la convirtieron en haciendas. A raíz del contacto pacífico en 1960, varios grupos de barí se volvieron a establecer allí, creándose varias comunidades que ahora, como dirían en mi pueblo, eran "gallinas en corral ajeno". Eran huéspedes en la tierra donde nacieron. El recorrido lo hice despacio, contactando con todos los barí de por allí, me llevó varios días. Fue un recorrido triste. Llegué a Bokshí en la primera quincena de enero de 1975. Lo que yo ignoraba era que mi estancia en esta Misión sería corta, apenas el año 1975. Salí de ella el 26 de diciembre. Como ya dije en páginas anteriores, para llegar a Bokshí había que recorrer, desde Machiques, ciento diez kilómetros de carretera. Al llegar al puente del rio Catatumbo se subía a la canoa que remontaba el curso de este río hasta la desembocadura del río de Oro, de allí se seguía remontando el curso hasta llegar a la Misión. Solían ser entre seis y siete horas de tedioso viaje. En tiempo de verano bajo un sol de justicia y, en invierno, con frecuencia, bajo persistentes y molestas lloviznas. Las canoas eran grandes pues las rápidas resultaban muy peligrosas. Bokshí era una pequeña comunidad que tenía que abastecerse de lo más necesario y la única via transitable era ésta. Por eso se aprovechaban siempre bien las subidas y bajadas. Se podría escribir una crónica muy curiosa describiendo estos viajes: como cuando había que subir sacos de cemento para las construcciones, o movilizar novillos, o cochinos o maíz. De pronto se descolgaba la lluvia y había que estar pendiente de que no se mojara la carga, o que los animales no se pusieran nerviosos. A veces hubo que hacer verdaderas proezas. En Bokshí había un comunidad de religiosas misioneras de la Madre Laura y eso ayudaba mucho porque se repartía el trabajo. Total: entre viajes y trabajos en la Misión terminó el año 1975. Finalizando el año recibo la orden de trasladar mi residencia a

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