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21 Fray Emiliano de Cantalapiedra r····· .. ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• Cuando cambiaron al P. Cristino lo sentí mucho. Después de doce años en este pueblo, donde tanto trabajó, la gente lo recordaba mucho. Y no sólo aquí sino también en los pueblos cercanos de Asturias y Galicia. Para suplirle trajeron al P. Jesús de Murcia, recién llegado de Venezuela. Su llegada y la de un joven postulante, Martín Cubillo, hicieron mi estancia más llevadera, por el carácter tan agradable del padre y el comportamiento del postulante, que era muy buen electricista, muy buena persona, trabajador y humilde. De esta forma, al repartirnos el trabajo, yo estaba más desahogado. Pero esta bonanza no duró mucho. En mayo del año siguiente, 1951, marchó el postulante a Bilbao para comenzar el noviciado. Tuvimos un percance muy desagradable, la muerte del hermano del P. Quintín de Sariegos, que era el Superior. Este señor, con su esposa y su mamá, fueron a visitar a su hermano. El P. Quintín los acompañaba a todas partes pues conocía muy bien la zona. Los llevó a muchos sitios, también a la orilla del mar, donde había mucho peligro, aunque él lo ignoraba. Cuando menos lo esperaban y terminando la mañana, en un descuido, el hermano del P. Quintín cayó al agua y se ahogó. Cuando se percataron de su ausencia y lo buscaron, lo vieron flotando en el agua. Intentaron sacarlo pero no pudieron. Pidieron ayuda a un trabajador que estaba por los alrededores, lo sacó rápidamente pero ya estaba muerto. Nos causó mucha pena esta muerte y la aflicción del P. Quintín, de la viuda y de la madre. Para mayo, ya el P. Jesús había terminado los compromisos de predicación de Cuaresma y Pascua y estaba en la casa atendiendo las necesidades del pueblo. Me ayudaba mucho con los recados que me hacía y atendiendo a la gente que iba a nuestra casa. Desde mayo hasta noviembre seguí haciendo los trabajos de la casa, sobre todo de la huerta: recogida de la patata, de la fruta, limpieza de los cuadros, cavar, abonar, etc. pero todo era más fácil con la ayuda del P. Jesús. Los jueves y domingos iba a pasear con él por los pueblos en los que él había predicado. Siempre con su amabilidad y alegría. Estaba también el P.

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