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208 •••••••• \. M~.'!?9.1:~q~.. ........................................ gran pipa no cesaba de echar humo como si fuera una locomotora de carbón. Llegamos al Tukuko de noche. Nos recibieron como siempre: muy bien. Visitamos al Santísimo en la iglesia para contarle algo de nuestra correría, cenamos y... a descansar. Diferencia abismal entre dormir en Psikakao y en el Tukuko... Regresé a Machiques y reanudé la rutina de siempre que varias veces he descrito en estas páginas VIAJE IMPREVISTO A ESPAÑA En 1974, el día 7 del mes de Junio recibo la noticia de que mi madre estaba enferma de gravedad y quería verme. Me movilicé enseguida, pero cuando llegué a mi pueblo ya hacia cuarenta horas que la habían enterrado. Entre papeles y pasajes todo se complicó. Cuando llegué a mi pueblo era la víspera del Corpus. Asistí a la Misa y a la procesión. Esta vez mi madre no estaba a la puerta de la casa, sentada en su silla de ruedas, cuando pasó la procesión. El año pasado, según cuentan los vecinos, el sacerdote le dio la bendición con el Santísimo. Ahora ella celebra esta fiesta en el cielo. Asistí a estas fiestas con mucha emoción pensando cuanto gozaba ella viendo exaltado y agasajado el Santísimo Sacramento. Al pasar estas fiestas empezaba la novena del Corazón de Jesús, del cual todo el pueblo era muy devoto, gracias a la gran labor de Don Manuel y Don Pelayo, párrocos de Cantalapiedra. Asistí a esta novena y fiesta. Recordé mis años de niño y de joven, cómo vivíamos esos días y cómo se alegraba mi madre al ver el fervor del pueblo. Al día siguiente del Sagrado Corazón fui a Salamanca a visitar al matrimonio Barrio-Sánchez que en los años cincuenta estuvieron de misioneros seglares en el Tukuko, cuando estaba yo. Allí estaban los esposo Cesáreo y Manuela y sus hijas Ana María, que nació y pasó los primeros años enVenezuela, y Clarita, que nació al tiempo de estar ellos de nuevo en España. Recordamos aquellos años del Tukuko con sus

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