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La hospedería, naturalmente, no tenía horario. Especialmente tratándose de los enfermos. Las hermanas solían llegar muy tarde, con enfermos que venían de ser atendidos enMaracaibo, o que eran atendidos en Machiques y esperaban transporte para el Tukuko. Hay que recordar que, en aquel tiempo, no había camionetas de transporte público para la Misión y todos los carros que iban para allá eran particulares. Normalmente había que esperar la oportunidad. Yo, normalmente, esperaba servir la cena y dejar las cosas en orden y, de noche, cogía el "jipito" y ahí mismo salía para el Tukuko. Tenía que regresar esa misma noche, a veces a las doce... A veces, las cosas se complicaban cuando los ríos no daban paso y había que esperar que bajaran. Los muchachos me solían acompañar, aunque, por fuerza, siempre debía haber alguno en casa para, por la mañana, atender la sacristía, abrir la iglesia, tocar las campanas, etc. Algunas tardes iba con los muchachos a pasear a algunas fincas cercanas, como la del Sr. Rodolfo Vargas, por sobrenombre "Popo", que se llamaba Tinaquillo y hoy ha desaparecido para dar paso al Barrio Tinaquillo de Machiques. Muchos favores nos hizo este señor y por muchos años. En el año 1965, los padres redentoristas en número de catorce, predicaron una Misión por toda la comarca de Machiques. En su finca se alojaron unos cuantos padres por muchos días. ¡Cómo los atendieron él y su esposa Gladys! ¡Que Dios se lo pague! La vida transcurría con mucha actividad y mucha paz, repitiendo a cada poco aquello del salmo: "¡Qué dichosos los que viven y trabajan en tu casa y en tu templo!" Así fueron mis veinticinco años, un cuarto de siglo, en Machiques, porque cuando uno no estaba en la casa estaba en la iglesia y no solamente rezando sino haciendo muchas cosas que como religioso y sacristán tenía que hacer. A la rutina de cada día había que añadir el ajetreo que traían consigo las fiestas principales del año, la Semana Santa, las Fiestas Patronales de la Virgen del Carmen, las Navidades, con sus Misas de Aguinaldo y las levantadas a las cuatro de la mañana.

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