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16 •••••••• \ . M~.r!1:?.r.~q~ ......................................... bastante que hacer: iba gente a confesarse, a encargar Misas, a hablar con el padre y, sobre todo, sacerdotes de todos los pueblos vecinos, de la parte de Galicia y de la parte de Asturias. Ahora no irían tanto, agarrarían el teléfono y todo arreglado; pero en aquellos tiempos era muy poca la gente que lo tenía. Nosotros, desde luego que no. También había que atender a nuestros hermanos necesitados que iban a buscar comida, que escaseaba mucho. Aquellos años fueron muy terribles para la clase humilde. La portería de Ribadeo era un continuo llamar, sobre todo los jueves y los domingos que eran días de mercado. El primero era en Ribadeo y el segundo era en Vegadeo. La cocina y la huerta eran las oficinas que más trabajo me daban. Comenzando por la cocina que era de todos los días, incluyendo los domingos y, encima más que otros días, porque eran días extraordinarios. Por aquel entonces, muchas cocinas, y entre· ellas la nuestra, en vez de carbón usaban leña, que había que traer de un aserradero donde hacían madroñas. Los desperdicios de esta clase de madera eran durísimos, el hacha al meterla daba saltos y había peligro de herirse una pierna. Terminaba muy cansado de partir leña, pero había que ir a la huerta a limpiar las hortalizas, o bien romper la tierra con el palín o la azada y al mismo tiempo, como siempre, atender la portería que quedaba un poco apartada. Por esta razón para mí era un gran descanso cuando había uno de los tres padres, pues estando cualquiera de ellos, atendía la portería y a mí me rendía más el trabajo y me cansaba menos e iba más descansado a rezar el santo rosario, que todos los días rezábamos con la gente, en la capilla de afuera, y también preparar la cena, que llevaba mucho menos tiempo que hacer la comida del mediodía La huerta aunque era pequeña, para uno solo, daba bastante trabajo; pues solamente cuando había que sembrar las patatas iba un señor, conocido nuestro, con su yunta de vacas y con mi ayuda, en día y medio se hacía. Además de las patatas se cultivaban otras hortalizas que necesitábamos para el consumo de la casa, como las acelgas, el puerro,

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