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14 •••••••• \ . Mr.1?1:<?T~q~ ......................................... actos de comunidad y atendíamos a la capilla, la casa, y la huerta. El padre atendía la capilla en cuanto al culto: Confesiones, Santa Misa, Predicación etc. etc. El rosario, ejercicios piadosos durante la Misa y Vía Crucis, pues, los hacía yo. El P. superior venía y hacía mucho en la capilla, pero el que la atendía ordinariamente era el P. Pacífico. Venía mucha gente de los pueblos vecinos a confesarse con los capuchinos, incluso muchos sacerdotes de la zona. Ribadeo fue para mí un cambio bastante grande en varios sentidos: éramos muy pocos religiosos en la comunidad y la mitad de los días sólo el padre anciano y un servidor: mucha diferencia de carácter y mucha más de edad: el Padre tenía 80 años y yo 23. Pero esa valla había que saltarla, aunque el Padre fuera muy rígido y formado a "la antigua". ¡Dios siempre ayuda al que está en su puesto! Estaban los otros tres Padres, el superior, el P. Marceliano y el P. Cristino. Al estar presente uno de ello.s, y mucho mas si estaban los tres, cambiaban bastante las cosas, pues yo estaba acompañado y, en caso de apuro por el trabajo, me ayudaban mucho. Con frecuencia salía al campo y a los pueblos vecinos a darme un paseo con alguno de ellos: Así que en esta vida, y sobre todo en la casa de Dios, siempre hay ayuda para superar todas las dificultades que se nos pongan en el camino, y cuanto uno está más solo en este mundo, ve mejor la Providencia de Dios. Eso lo pude ver y comprobar en esa bendita casa, al lado de Jesús Sacramentado, día y noche. Los capuchinos llegamos a Ribadeo a mediados de 1929. Encontramos a ese pueblo bastante grande e importante. Pero muchas casas, e incluso calles, dicen lo que fue en siglos pasados. También lo dicen algunas iglesias y capillas, como la que nos dio el Obispado de Mondoñedo, en espera de que hiciéramos el convento. El titular era nuestra Señora del Camino. Cuando los peregrinos iban hacia Santiago de Compostela pasaban por allí y amarraban las bestias en las argollas de cabilla gruesa que había en la parte externa de la pared de la sacristía. En aquellos tiempos, distaba esta capilla de la iglesia parroquial antigua como unos 1.200 metros y, del casco del pueblo, unos 1.000 metros. Yo ya conocí esta capilla en el medio de una gran avenida que va de la estación del
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