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137 Fray Emiliano de Cantalapiedra !" •• .... • ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• Nadie quería un enfrentamiento. Los yukpas sólo querían defender las tierras de los barí y yo, como misionero, tenía que acompañarlos en estos momentos tan difíciles, para darles ánimo y evitar, llegado el caso, males mayores. Como resultaba peligroso el camino para ir al lugar de trabajo, pues pasaba por uno de los corrales donde ordeñaban vacas de la hacienda intrusa, yo iba con ellos acompañándolos hasta el corte. Cuando regresaban ya había terminado el ordeño y no había más nadie por allá. Evitamos siempre encontronazos peligrosos. Hicimos un camino nuevo separado del corral. Éramos veinte los que trabajábamos en la cerca, dos se quedaban en Santa Rosa para hacer la comida. Abel Pete estaba pendiente de todo y sólo se ausentaba para cazar. Así pasaban los días escuchando los disparos que se hacían desde la hacienda para amedrentarnos y provocarnos. Yo le dije a los yukpas que no respondieran pero no pude evitar que algunas veces ellos dispararan algunos disparos, al aire. ¡Qué contraste entre esta situación y la que se vivía antes! Ahora esto parecía un campo de batalla con tantos disparos, antes todo era silencio y calma, paz y armonía. Antes sólo vivían aquí familias barí, ahora había intrusos. Esas familias se fueron selva adentro y, en estos momentos, cuando se trataba de evitar que continuara el despojo de las tierras, los intrusos intentaban amedrentarnos a todos para que, como los barí, nos fuéramos y les dejáramos el campo libre. Vivíamos días de tensión y nerviosismo por el persistente tiroteo que había. Yo quería evitar eso pero no sabía cómo hacerlo. Bien sabían los de la hacienda que era una guerra de desgaste. Nos vino a visitar el P. Jano y a celebrarnos la Santa Misa. Celebró casi a mediodía, era sábado. El domingo siguiente era tercero de Adviento. El padre estuvo observando la realidad que vivíamos. Lo que más le llamó la atención era la serenidad de los yukpas que no manifestaban ningún miedo. Esto lo asustó. El trabajo avanzaba, pero estaba claro que
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