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135 Fray Emiliano de Cantalapiedra ;········ la guardia junto con el juez. Por el camino, antes de llegar a Machiques le dije al teniente de la guardia y al juez que si me llevaban a Maracaibo se atuvieran a las consecuencias. Ellos entendieron y me dejaron en la residencia del obispo, en Machiques. Esa noche, por fin, pude descansar aunque me acordé muchas veces de lo vivido en esos días. ¡Bendito sea Dios y su Madre Santísima! Ellos quisieron que todo pasara en dos días de fiesta de la Virgen: el día 18, Nuestra Señora de Chiquinquirá, llegué a la hacienda invadida y el 21, día de la Presentación de la Virgen. Cuatro días de tensión y angustia en esa dichosa hacienda. Aparentemente fracasamos pues todo acabó con el desalojo. Pero no fue así realmente. Al día siguiente me levanté temprano como siempre. Fui a la iglesia para hacer la oración y rezar con los hermanos. Comenzando la Santa Misa el padre dice que celebra la Eucaristía por el eterno descanso de Mons. Ángel Turrado Moreno, primer Vicario Apostólico de Machiques que llevaba siete años en Madrid, retirado del Vicariato por enfermedad. Quedé tristemente sorprendido. Por su bondad, por sus virtudes era muy apreciado y querido, por los yukpas, por los misioneros y por todos los que lo conocieron. Su muerte acaeció el 16 de noviembre, cuando los yukpas estaban posesionados de la hacienda. Seguro que, desde le cielo, él, que tanto los quería, intercedería por ellos en esos días tan tristes, desagradables y peligrosos. Después de la Santa Misa me fui al Tukuko a reponerme de los sinsabores de esos días pasados.
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