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12 •••••••• \ . M~.1!!'?.~~q~ . ...................................... .. El penúltimo día de mi estancia en El Pardo, el día 2 de marzo, entierran al P. Mariano de Vega. Camino del noviciado pasamos por el convento de Jesús de Medinaceli, en Madrid. Nos atendió el P. Provincial que estuvo muy amable y servicial. ¡Adiós, Pardo campestre, que me fui de ti para no volver a verte! Ya no me acuerdo si fuimos al noviciado solamente los postulantes o nos acompañó algún religioso. Sí me recuerdo de que pasamos toda la noche en el tren, y en Medina del Campo, a treinta kilómetros de mi pueblo, en el cambio de tren, me encontré con dos señores de mi pueblo, muy conocidos, qu~ hacía casi un año que no veía. Después de conversar un rato con ellos, subimos al tren y continuamos el viaje. Por la mañana llegamos a la estación de Bilbao, nos estaba esperando el P. Cristóbal de la Puebla, vicemaestro de novicios. Con él fuimos al convento. Pasé al noviciado donde todo iba a ser mucho más riguroso. Fui en compañía de otro postulante. Llegamos a nuestro convento de Bilbao en donde estaba el noviciado; era el día 4 de marzo de 1946. Ese mismo día llegaron cinco postulantes más para hacer también el noviciado. En el noviciado, en cuanto a trabajo, iba a sér lo mismo, con la diferencia de que el postulantado era una preparación para la vida de novicio, en la cual se practicaba la vida religiosa enteramente y desde el primer día. La toma de hábito fue el 14 de marzo; antes hicimos los ejercicios espirituales que duraron diez días. El noviciado duró un año completo. Al final del mismo hice la profesión temporal por tres años, antes hicimos otra vez los ejercicios espirituales. La profesión tuvo lugar el 16 de marzo de 1947. Este año de noviciado, en cuanto al trabajo, como dije antes, fue casi igual al postulantado: huerta, cocina, sastrería, zapatería, y otras pequeñas cosas que le hacen falta a uno para ayudarse en los apuros que suele tener durante la vida. Pero lo más importante era la formación