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do y sus instituciones, en cuanto a las empresas y en cuanto al proceso social. · Repetimos que el desenlace trágico y glorioso de Mons. Labaka y de la Hna. Inés está sustentado por una visión cristiana de la vida que subyace en este docu– mento. China; nostalgia y proyecto Cuando terminamos de narrar la historia del joven Alejandro en China nos quedamos con una palabra en suspenso: China, misterio. Alejandro llevó a China en su corazón con la fascinación de un misterio. Alejandro tuvo la oportunidad de viajar a China en julio de 1984, cuando ya era Obispo sin saberlo. En él el intento ya había sido anterior. El ministro provincial había soñado en una visita a China, acompañado de uno de los antiguos misioneros, para ver qué quedaba de aquella amada diócesis de Pingliang. Las gestiones en Ja Embajada de la República Popular China en Madrid fueron en vano. Con ocasión del capítulo provincial de I 984, al que acudió siendo entonces Superior Regular de la Misión, capítulo que fue presidido por el P. General, se estimuló de nuevo el proyecto de visitar China. El plan era ir por vía turística con otro misionero de Aguarico, el P. Juan Santos Ortiz de Villalba, que nos dejó un sabroso relato de esta visita a la nueva China: El Reino de Centro. Cró– nica de una visita a China (OPI, oct. 1984). Llegaron hasta Siang; a 400 kilómetros por una ca– rretera asfaltada hubieran alcanzado el Kansu. En las condiciones de aquel viaje no era posible. En Siang hay un obispo. "El Sr. Obispo de Siang nos recibe en una pobre vi– vienda cerca de la iglesia. Le acompaña un sacerdote y un seminarista. Tanto el Sr. Obispo como su sacerdote son ya ancianos y sobrepasan los setenta años. Alejandro trata de entablar una conversación amiga- 209

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