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cacwn de las ideas para discernir los signos para una pastoral de conjunto". Aun admitiendo la legitimidad de las dos posturas, que no tienen que ser opuestas, sino complementarias, la balanza de Monseñor se inclinaba más por el anuncio limpio que por la denuncia. De cualquier modo concluía proponiendo una metodología, para el caso de la denuncia, tomada principalmente del documento de la Comisión Pontificia "Justicia y Paz• so– bre La Iglesia y los derechos del Hombre. Decía el Obispo de Aguarico: "1. Que reflexionemos con madura y equilibrada ca– ridad antes de hacer ninguna denuncia que siempre ha de ser de hechos concretos y comprobados. 2. Que toda denuncia debe ir precedida del respecti– vo anuncio, siguiendo las normas de una corrección fra– terna (Mt 18, 15-18) abiertos siempre a un diálogo cons– tructivo con los afectados. 3. Que toda denuncia, tanto en el modo de su for– mulación como en el contenido, sea decidida de común acuerdo con el concejo pastoral de cada zona. Si se de– termina hacerla pública fuera del Vicariato, debe ser in– formado debidamente el Obispo o su Concejo Presbite– ral". Estos párrafos no son unos meros consejos de pru– dencia pensante, sino que, al margen del asunto del do– cumento, determinan el talante personal de Alejandro. Tras cuidadosa elaboración y una participación me– ditada de los distintos Vicariatos se concluyó el docu– mento, cuyo resumen es este: Visión pastoral de la reali– dad de la Amazonía (desarrollo, colonización, compañías petroleras, actividad comercial, ecología mundial, acción del Estado) -Tareas prioritarias de las Misiones Católi– cas en la Iglesia y en la sociedad: reflexión desde la fe -Criterios orientadores sobre el tema de la tierra y ele la cultura indigena Oa propiedad, problemas y títulos de propiedad, cultura indígena, derecho histórico a la tie– rra, situación preferencial, los indígenas y las plantacio– nes de la Palma Africana). El documento concluía con " uestras propuestas fundamentales" en cuanto al Esta- 208