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curaré a las enfennas y las apacentaré a todas debi– damente. Juan 10, lss: Yo soy el Buen Pastor. El Buen Pas– tor da su vida por sus ovejas... Conozco mis ovejas y ellas me conocen a mí... tengo otras ovejas que no son de este redil; a ellas también las llamaré y oirán mi voz; habrá un solo rebaño, como un solo pastor... Lucas 15, 3-6: Jesús les dijo: Si uno de ustedes pierde una oveja de las cien que tiene, ¿no deja las otras noventa y nueve en el campo para ir en busca de la perdida hasta encontrarla? Y cuando la encuen– tra, muy feliz la pone sobre los hombros y, al llegar a su casa, reúne a amigos y vecinos y les dice: Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido... Lucas 1, 39: Por esos días, María partió apresura– damente a una ciudad ubicada en los cerros de Judá: entró a la casa de Zacarías y saludó a Isabel.. El he– cho sigue repitiéndose,· sólo se han cambiado los nombres... Hoy es una misionera, Terciaria de la Sa– grada Familia... El se llama Araba: ella Obe... María se quedó cerca de tres meses con !sabe~ y después vol– vió a su casa. Esto ha escrito Inés y con estas citas está traducien– do las querencias de su corazón. El Seminario para Aguarico La idea de formar sacerdotes para la Misión fue na– turalmente una idea que estuvo viva desde el principio. Se había creado en A.mbato el Seminario de Misiones, dirigido por los PP. Josefinos. Allí fueron enviados algu– nos jóvenes quichuas para su formación, y si bien este servicio no prosperó formando sacerdotes para Aguari– co, preparó óptimos indígenas. En tiempos recientes se comenzó un Seminario des– tinado a candidatos quichuas. Cuatro aspirantes qui- 204
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