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Juan Santos termina así su carta a Alejandro: "Hay algo que me alegra por ti, por nuestros herma– nos y por mí: les hemos mostrado tal afecto y compren– sión que nos tienen una gran confianza y nos quieren. Nos ven con toda claridad como distintos a Jos otros, precisamente por este amor y entrega incondicionales. Les hemos oído rezar a Huinuni y bendecirle, pre– guntar por El, y pasar furtivamente por la capilla dicien– do: Esta es la casa de Jesús. ¿No querías internado para minorias, capitán Memo? Ya Jo tienes para el futuro. Podría contarte multitud de anécdotas y pasajes emocíonanl..es en esta Nueva Cróni– ca Huaorani; pero prefiero no decir nada. Son las inyec– ciones que yo mismo necesito para seguir en esta bre– cha de fuego que el Señor nos dejó para rompernos la crisma. 'El sanará nuestras heridas'. Con esta carta te estoy diciendo que no tengas prisa. Descansa y toma el aire que luego ya vendrán los días vulgares. No te preocupes por ellos que te los vamos a cuidar como nuestros que son. Pero vete craneando el futuro a ver si con varias cabezas hacemos de estos que ahora creen en Dios, creyentes en Jesús y ciudadanos de esta bella tierra tuya, el Ecuador que nos ha dado el pan y el sudor durante tantos años• (28-IV-81). "El pueblo Huaorani me ha renovado en mi idea misional Una entrevista realizada al P. Alejandro Labaka en Radio Católica de Quito por el año 1983 por el P. Cirilo Tescaroli puede servir de síntesis para ver qué piensa nuestro misionero, después de bastantes años, sobre la causa Huaorani a la que ha dedicado su vida. Es, sobre todo, interesantísimo lo que dice Alejandro sobre la me– todología misional que hay que usar respetuosamente con ellos, sacando hasta lo último las consecuencias del principio de semina Verbi, las semillas del Verbo. Ideoló– gicamente estamos a gran distancia del planteamiento que se hacía en China cuando tanta preocupación se te- 180

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