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ros tanto de la carretera como el río por la formación de seglares responsables mediante cursos y convivencias y distribución de responsabilidades en las catequesis, li– turgia, organización de Comunas·. Cosa semejante dirá en el capítulo siguiente. Tomando a 1981, termina diciendo cuál es ·Nuestro planteamiento a los Superiores y hermanos de la Pro– vincia: Todavía creemos en la vocación misionera de la pro– vincia y de nuestros hermanos: esta vocación contiene deseos de dejarse evangelizar por los pobres, anhelos de encamarse en otras culturas por muy primitivas y mino– ritarias que sean, ilusión de realizarse personalmente mejor que en la Provincia presentando una figura nueva de Capuchino revistiéndose con las semillas del francis– canismo que se encuentran con profusión entre los po– bres de la Amazonía. Para quienes sientan esta vocación, las puertas de Aguarico están abiertas de par en par9. En el Hermano Alejandro, ahora superior de sus her– manos, ser misionero, ser capuchino, responde a una misma vocación. Un mes antes de las elecciones de 1982 escribe a su hermano P. Domingo: -Pronto tendremos el Capítulo pa– ra la elección del nuevo Superior Regular, entre los días 15-19 de febrero. Ojalá me dejen libre para dedicarme más detenidamente y con más método a nuestras pe– queñas minorías. Se me hace fácil el trato humano con ellos; pero me parece muy difícil su evangelización; otras veces pienso, que ese trato humano es, por el mo– mento, la única posible evangelización• (9-1-82). Estos eran sus íntimos deseos, pero fue reelegido. 161
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