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años sucesivos hasta su muerte. Por dos veces fue con– sejero del Superior Regular de la misión, y en 1979 pa– só a ser él mismo Superior Regular, es decir, superior de los capuchinos residentes en Aguarico, una quincena de frailes. Entre los capuchinos los cargos son trienales. Al concluir los tres años fue reelegido (1982), y desem– peñando este ministerio le sobrevino el nombramiento episcopal (1984). Siendo Superior Regular alternó el ser– vicio a los hermanos con Las funciones pastorales de ca– ra al pueblo y en especial con el programa Huaorani. Residía en Rocafuerte, donde estaba igualmente nuestra Hna. Inés. Como representante de Aguarico acudió al capítulo provincial de su provincia religiosa, Navarra-Cantabria– Aragón, y allí dio su informe sobre los hermanos y la misión tanto en el capítulo de abril de 1981 como en el de abril de 1984. Estos informes son como una ventana adonde nos asomamos para contemplar cómo viven ~ trabajan los hermanos: vida de fraternidad de los her– manos, la oración, la formación permanente, la econo– mía de las casas, labores y ministerios que desempeñan. La vida de los misioneros está por otra parte animada por las visitas del Superior Provincial o de los superio– res de Roma. La misión espiritualmente va prosperando en armo– nía fraterna y en ilusión por el trabajo, contando, por supuesto, con las fallas comprensibles de quienes como humanos somos perezosos, egoístas y comodones. En el capítulo de 1981 el P. Alejandro pide misione– ros, y dice definiendo el objetivo prioritario que tiene la presencia de los capuchinos en Aguarico: ·con todo lo dicho no queremos eximirnos de nuestro trabajo y obje– tivo prioritario que es la creación de las 'premisas de una Iglesia local capaz de gobernarse por sí misma, de autofinanciarse y de difundirse'. Por eso estamos em– peñados en la formación de comunidades cristianas, for– mación de líderes locales hasta llegar a la organización de ministerios laicales, darles cada vez mayor confianza y responsabilidad y a hacernos, poco a poco, innecesa– rios. Resalta en este sentido el esfuerzo de los misione- 160