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era verdad. Alli apareció la silueta delgada del misione– ro José Miguel con el catequista Mariano Grefa, que iban guiados por el padre de Alejandro, Inihua. El h eli– cóptero había bajado a los bohíos Aucas, y se decidió ir tras la comitiva ya salida. Y ahora ¿qué hacer? Los guías aseguran que el campamento está cerca. ¿Cuánto será? ¿Cinco kilómetros? No hay tiempo que perder, porque el sol va adelante, y la última decisión fue arrancar rumbo a la Compañía. Se repitieron los calambres y las náuseas. Pero, por for– tuna, fueron solo tres lomas las que hubo que pasar. "Poco después escuchamos los gritos del campamento, donde todos, misioneros, Huaorani y cocineros de la Compañía nos acogen con entrañas de madre y café ca– liente y alimentos'" (60). Pero José Miguel, Mariano Grefa y los guías Huaora– ni se vuelven, aquella noche. " o sé cómo le fue al P. José Miguel esa noche; lo que sí sé es que le quitaron la mayor parte de las cosas y que anduvieron, entre el día 6 y la mañana del 7, unos 60 kms. de selva· (60). José Miguel y Mariano, "completando la hazaña de Orellana· . saldrían para la vuelta en una balsa, e iría a su encuen– tro por el Yasuní en lancha motora el Superior Regular de la misión, P. Manuel Amunárriz. Los ingenieros y pi– lotos, con números, mapas y planos dicen que el punto aproximado de salida es: meridiano 74,14 oeste, latitud sur 0,55. Era el día 9 de enero de 1977. Balance: Cristo en el pueblo Huaorani Alejandro desde el día 7 se encuentra en Pañacocha Se repone, reflexiona, toma notas y planea el futuro. Es– cribe en la Crónica de estos días su apartado de 9Expe– riencias y reflexiones• sobre antropología, sociología, moral, geografía... "Uno de los días -dice- extendí ante ellos el mapa de Ecuador y me esforcé en explicar su ubicación, Ja de Coca, Pañacocha, Limoncocha y Nuevo Rocafuerte. Qui– se hacerles comprender que podríamos comunicarnos 146

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