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corazón muy acogedor. Posteriormente llegan Nampa– huoe, Cai y otros· (SS). La tarde fue una tarde de hacha y de acarreo de agua. Al llegar la noche -era una noche de luna- se oyen voces en la selva; son Huane y otros jóvenes que llegan con un botín prendido en la Com– pañía. El día 4 era de llegar el helicóptero, pero no llegó. Escasean los alimentos, porque no han salido de caza, ni tampoco de pesca, a pesar de que ahora disponen de abundantes anzuelos y sedal. Se nota el cansancio; se mantienen a base de plátano verde, desleído en agua (chucula), algunas semillas de chontaduro y chupando caña de azúcar. Tampoco el día S llegó el helicóptero. ¿Qué hacer? ¿Regresar a pie por la selva, acompañado de un guía? Pahua le aconseja maternalmente: - ¡No te vayas, estás bien aquí! Decide quedarse en espera de acontecimientos para mañana. "Como otros dias, me dedico a ser niño entre los niños y comediante entre los grandes. Tengo que cantar 'como cantaba mi padre, mi madre, mis herma– nos'. Por cada uno busco en mi repertorio cantos distin– tos: Agur Jaunak, Aurtxo txiki.a. Sachapí canquim~ salmos. Otras veces tengo que imitar el ladrido del perro, el can– to del gallo, etc., y cuando tengo algún éxito lo tengo que repetir varias veces. Este día tengo mucha fortuna con los ejercicios físicos de yoga y fisioterapia que me enseñó la Hna. Carmencita García para aliviar mi artro– sis cervical• (S7). El regreso a la Compañía Ya es el día 6 de enero. Alejandro ha decidido volver, selva adentro. "En la 'digintai' o shigra meto mis cuadernos, el pan– talón y la camisa para poder salir a la civilización. To– mo una tacita de chonta desleída que me ofrece cariño– samente mi madre; me despido de las dos familias y nos ponemos en camino hacia el oriente. Vamos Peigo, Ara· 144

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