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Nochebuena y Navidad: "Los obreros han trabajado como en días normales. Por la tarde de ambos días han cantado a gusto los villancicos que hemos aprendido los días anteriores. Añoran grandemente las Navidades en el hogar y a muchos se les caen casi las lágrimas. La Misa de estos días ha sido un gran consuelo para ellos y para mí: Cristo en un día como hoy irrumpió en la Historia de la Humanidad. ¡Ojalá que este año irrumpa en la his– toria del pueblo Huaorani, comenzando el año primero de su historia cristiana, hasta llegar a su plenitud en Cristo, hecho hombre para salvarlos a todos!'" (Crónica Huaorani, 51). Conviviendo con los Huaorani El dia 30 Alejandro sale a Pañacocha para trazar un plan de visita a las casas de los Huaorani. Le han notifi– cado que de Quito ha llegado el botín de preciosos ob– sequios que ha de llevar, surtido bien apetecible: ollas, machetes, limas, anzuelos, sedal para la pesca y vestidos de mujer. Alejandro ya es Huaorani por adopción y desea en– trar en el corazón de esta vida. Acompañémosle en este viaje. "Día 2 de enero de 1977. Hacia las nueve de la ~ mañana llega el capitán p iloto Botero para llevarme a las casas Aucas. ¿Hacia dónde va, Padre? A las casas de los Aucas. ¿Sabe usted la dirección? Sí; siga hasta el helipuerto 34,6; vire al oeste y a unos tres minutos de vuelo podremos ver las casas. Así fue, en efecto. Pero ¡qué sorpresa! Ha desapareci– do la carpa y la casa de ·mis padres• está abandonada. te. - Aquí no se baje, Padre; no hay nadie. Vamos a dar unas vueltas. Vemos otra casa; hay gen- Déjeme aquí, le digo al piloto. No se puede; está peligroso para aterrizar. 141
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