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plorar y explotar los yacimientos petroleros existentes en el territorio Huaorani pero, al mismo tiempo, res– petando plenamente los derechos humanos de esta minoría y fomentando con medios verdaderamente eficaces un proceso integral y su integración nacional (de la misma carta del 26-VIII- 76 a Mons. Langarica). Alejandro piensa que 1a lógica de los hechos y pla– nes de CEPE que se observa en la zona, nos llevan a la conclusión de que el Ecuador está por la segunda alter– nativa señalada más arriba. Por esta razón y para no co– meter una injusticia contra una pequeña minoria, que siempre sería un gran injusticia, conviene coordinar es– fuerzos de las instuciones del Gobierno, petroleras y mi– siones religiosas que operan en esa zona (Instituto Lin– güístico de Verano, Misión Capuchina), además de otras personas capacitadas como el Sr. D. Samuel Padilla y otros· (carta citada). Según esto la postura de Alejandro frente al pueblo Hauorani va a quedar perfectamente perfilada, a dos planos. Con los Huaorani va a activar, en lo posible, una simple presencia: estar como amigo, y en los encuentros con ellos dedicarse a estas faenas domésticas -el fuego, la leña, el agua... - que hoy son como ayer y que hacen una crónica intrascendente. Pero frente a las organiza– ciones e instituciones reflexionar, crear una mentaliza– ción, actuar con escritos de defensa. Navidad 1976: La encarnación de Alejandro en el pueblo Huaorani Esta Navidad constituye el punto más denso y sagra– do de la historia del P. Alejandro en medio del puebo Huaorani. El día 15 de diciembre Alejandro y José Mi– guel vuelan al campamento de la compañía, al sector B(loque)-1 en la división petrolera de la selva La gente está desasosegada y alarmada, porque los amigos, que ya les han visitado diversas veces, acaban de llevarse una carpa grande. 137
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