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cidamente sobre sus cansados cuerpos tendidos sobre el rústico lecho construido de palos". ¿Y con los Huaorani? "El desconocimiento de la len– gua fue barrera infranqueable para una evangelización por la palabra. El joven Huaorani civilizado Samuel Pa– dilla, contratado por la Compañía para un encuentro con los suyos, me informó que los Huaorani de esta zo– na tienen la creencia de ser un ser Creador; procuré aprender el nombre y repetirlo ante los Huaorani sobre todo cuando me preguntaban quién era yo y qué era el crucifijo que me descubrían en el pecho, queriendo dar– les a entender que yq estaba al servicio de El; pero me parece que nunca me captaron suficientemente esta idea Como dato curioso quiero decirle que curiosearon mucho los objetos religiosos como el cáliz, alba, estola y rosario, y librito de cantora}, llevándose por fin el alba, la estola y el rosario. El Rosario era el único que queda– ba de los bendecidos por Pablo VI en la terminación del Concilio Vaticano II; esperamos que hará algún milagro entre ellos" (carta del 26-VIII-76). Alejandro ha hablado abundantemente con los res– ponsables de la compañía petrolera; y esta es la alterna– tiva que, según él, se presenta ante la CEPE (Corpora– ción Estatal Petrolera Ecuatoriana). 136 Reserva Nacional petrolera y Reserva Huaora– ni. En atención a la situación a este grupo étnico de la Amazonia ecuatoriana, CEPE debería declarar co– mo reserva Nacional los posibles yacimientos petrole– ros de esta zona dando prioridad de exploración y ex– plotación a otros yacimientos más lejanos. Al mismo tiempo podría declarar como Parque Forestal Nacio– nal el territorio ocupado actualmente por los diferen– tes grupos Huaorani con suficiente extensión para su supervivencia por medio de la caza y pesca. Explotación petrolera e integración Huaorani. En el supuesto de que esa primera alternativa fuera contraria a los intereses de los grupos mayoritarios del Ecuador, tendríamos la segunda alternativa: ex-

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