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Nampahuoe: pacífico anciano de unos sesenta años. Huane: de unos 30 años y del que tendré que ha– blar en varias ocasiones (Crónica Huaoran~ 27). Tres días más tarde, el 12 de agosto, Alejandro verá en el campamento, a Inihua... Sam Padilla y sus hermanos Aucas Sam Padilla, o Samuel Padilla, es un Huaorani de ra– za, que años atrás vino a integrarse en la civilización na– cional y que en el momento de nuestra historia trabaja en el Flotel Orellana, una nave-hotel bien equipada que surca las aguas del Napo. Porque Sam Padilla, aparte de su lengua materna, el Huao, habla castellano e inglés. La Compañía lo va a contratar por un tiempo para que en– tre en contacto con sus hermanos de selva, que se están mostrando impertinentes y depredadores. Y el día 12 de agosto "al mediodía se presentan los Aucas Huane, ya conocido, e Inihua, de unos 40 años, el más fornido de cuantos nos han visitado. Charlan muy amigablemente con Sam, aceptan los obsequios, toman la comida y el refresco que se les ofrece y se van tran– quilamente después de tres horas, sin robar, sin curio– sear las pertenencias de los obreros. ¡Me parece una ma– ravillar (Crónica Huaorani, 29). De labios de Sam Padilla vamos a obtener preciosas informaciones. Continúa Alejandro su Crónica Procuro aprovechar la estadía de Sam al máxi– mum para actualizar mi pequeño vocabulario Huao– ran~ basado en la publicación de nuestra revista E– THOS de Quito: frases de saludo y despedida y algún verbo y para informarme un poco de la vida y cos– tumbres de los grupos Huaorani. Sam se ha mostrado muy complaciente conmigo, a pesar de ser la primera vez que nos veíamos y de su información anoto lo siguiente: 133
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