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zón, se iniciaria en Febrero de 1978, cuando Inés ya era "misionera de verdad" (la expresión se la hemos cogido a la misma Inés) en Aguarico. Pero misionera en esa verdad honda del corazón lo estaba s iendo desde hacía muchísimo tiempo. Inés, misionera en Aguarico Al fin llegó la hora de Dios en que la Hna Inés Aran– go iba a ser misionera con presencia directa en la selva de Aguarico. Bueno será que nos situemos en las c ir– cunstancias precisas. La misión de Aguarico iba en auge y los superiores responsables anhelaban tener nuevo personal misionero. Las primeras en llegar fueron las Misioneras Lauritas (en su nomenclatu ra oficial Hermanas Misioneras de Maria Inmaculada y Santa Catalina de Siena) ya en oc– tubre de 1954. Luego fueron los Hermanos de las Es– cuelas Cristianas (1960), la Acción Misionera Francisca– na (AMF) en 1965, la Acción Misionera Seglar (AMS) en 1969, los Hermanos del Sagrado Corazón o Corazonistas en 1970, las Dominicas Misioneras del Rosario en 1974. Es cierto que diversas de estas instituciones, después de un deterrninadao tiempo, se retiraron, cosa que no inte– resa directamente a nuestra historia. Por las gestiones del Prefecto Apostólico de entonces, Mons. Jesús Langarica, el día 9 de marzo de 1977 llega– ban las primeras Terciarias Capuch inas al Aguarico. Ha– bían volado de Medellín a Quito, y de Quito a la misión el viaje lo hicieron por carretera. Eran las Hnas. Maria Jesús Gil, Camila Bennúdez, Inés Arango y Teresita Sán– chez. Shushufindi es puesto petrolero. Las hermanas ve– nían con este cometido: suministrar los primeros auxi– lios donde todo comenzaba, atender a los dispensarios, organizar la catequesis, dedicarse a la evangelización y promoción humana de acuerdo con los planes pastora– les de la Prefectura. Un par de semanas más tarde el Prefecto escribía a la Superiora Provincial, Hna. Ana Eisa Moreno, compla- 119

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