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La Hna. Emperatriz Morocho, primera vocac1on ecuatoriana, presenció estas charlas y sabe que el Señor se valió de nosotras para llamarla y mostrarle nuestra Congregación· . "Mi único ideal er a ser misionera" Pocos meses antes de morir Inés escribiría -ya lo veremos-: "Mi único ideal era ser misionera". La ocasión para ser ~misionera de verdad" no era tan fácil. En 1971 una provincia española, la de La Inmacu– lada, empezó una misión en el Zaire. Cinco hermanas, tras la solemne imposición del crucifijo de misioneras, llegaban gozosas a Kansenia el 21 de Agosto de 1971. También Inés pensó que ella podía ser misionera en Africa. Myriam Mercado, hoy consejera y particularmente encargad a de los aspectos misionales de la Congrega– ción, evoca el espíritu misionero de Inés: "Recuerdo su entusiasmo por aquellas semanas mi– sionales que nos tocó compartir; cómo ponía en ju ego toda su creatividad para invitar a la oración, al sacrifi– cio y a la colecta de fondos para las misiones. (...) En algun a circunstancia, cuando convivimos en Ya– rumal, me manifestó su deseo de ofrecerse para las mi– siones de Africa, cuando la Provincia de La Inmaculada comenzaba su labor evangelizadora en el Zaire. ¡Con cuánta satisfacción localizaba en el mapa de Kansenia la misión y anhelaba ir allí! Son anécdotas que en esos momentos pasaron desapercibidas, pero que hoy son para mí puntos de referencia que me llevan a penetrar en los designios amorosos de Dios sobre Inés· . Inés no fue a Africa, ni de momento fue ninguna her– mana colombiana. La misión atiicana se había confiado a una provincia española. Algo más tarde Inés presenta una solucitud escrita. Fue en 1973, cuando se hablaba de la fundación de la misión de Mitú, en los Llanos Orientales de Colombia. Esta misión, confiada a la provincia del Sagrado Cora- 118

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