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Inés, educadora Apenas profesa, Inés, hija de obediencia, empieza su tarea de educadora, siempre en el ámbito de los colegios que las terciarias capuchinas tienen en Colombia Aquel mismo año de 1956 se estrenó como maestra en el colegio ·Manuela Beltrán• de Versalles (departa– mento del Valle). En 1957 pasó al colegio "Santa Inés" de Bolívar (departamento de Antioquia); en 1958 iría al colegio ·santa Rosa de Lima" en Jericó (departamento de Antioquia). Aquí residió dos años, y fue en este tiem– po, al cumplir el trienio de la profesión temporal cuan– do, hechas las debidas renovaciones, pronunció los vo– tos perpetuos el día de la Asunción de María, 15 de agosto de 1959. Celebró la Eucaristia el obispo de Jeri– có, Mons. Antonio José Jaramillo. En pocos años Inés ha tenido unos cuantos cambios. Ignoramos la razón; quizás no haya otro misterio que la disponibilidad de las jóvenes cuando, al comienzo de curso, hay que hacer reajustes de personal... La verdad es que posteriormente también experimentará muchos cambios. Siguen unos años de más estabilidad. De 1960 a 1963 es profesora de secundaria en la Normal del Cole– gio "Ntra. Sra. del Carmen" en Cereté (departamento de Córdoba). Alll mismo en 1964 cursó por su parte, el sex– to año de Normal Superior, y obtuvo el título de Norma– lista Superior. En este colegio continuó su misión de educadora hasta 196 7, cuando fue trasladada al colegio de "La Sagrada Familia· de Armero (departamento de To lima). Aquí en España oimos hablar de Armero por la tre– menda catástrofe del 3 de noviembre de 1985, cuando la lava ardiente del volcán sepultó a muchos millares de la ciudad. De las cinco terciarias capuchinas que estaban en el colegio de "La Sagrada Familiaª, dos murieron aquella noche, la superiora Hna. Bertalina Marín y la novicia Nora Ramírez. Otra falleció a los ocho días en un centro hospitalario, la Hna. Julia Alba Saldarriaga. Las otras dos se salvaron en medio de espeluznantes pa- 115