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ligiosas de la Madre Laura, popularmente conocidas co– mo las Lauritas. Al dejar tras breve tiempo el aspiranta– do, en ese mismo año de 1953 continúa el tercero de Bachillerato en el colegio de María Auxiliadora, donde cursará el cuarto de Bachillerato hasta que el 17 de oc– tubre de 1954 ingrese en las terciarias capuchinas. Josefina Zúñiga, en una escueta semblanza de Inés en un boletín de las terciarias capuchinas, anota, al ha– blar de estos colegios, que las compañeras de Inés fue– ron "testigos· de su franca e innata rebeldía ante lo ins– titucional, cuando supera la persona. A las terciarias capuchinas las conoció Inés en su propia casa. Cuando empezaba a aprender a andar, su hermana Fabiola ya estaba entre estas religiosas. En Co– lombia las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagra– da Familia son muy apreciadas por sus colegios y obras de educación. Las terciarias capuchinas nacieron bajo el impulso de un capuchino valenciano, Fray Luis de Ma– samagrell, conocido más bien como Mons. Luis Amigó y Ferrer. Fundador de las Terciarias Capuchinas de la Sa– grada Familia (11-V-1885) y de los Terciarios Capuchi– nos de Ntra. Sra. de los Dolores (12-IV-1889), fue obispo de Segorbe (Castellón) y murió con fama de santidad en 1931. En 1884 el joven Fray Luis, dinámico y fogoso, sensi– ble a las cosas de Dios, contaba solo 30 años. Fue en circunstancias que no interesa evocar; pero sí conviene recordar que en 1885 hizo su aparición por allí el pavo– roso "cólera asiático•, que se cobró infinidad de víctimas en Europa y concretamente en España. El ayuntamiento de Masamagrell pidió de aquellas religiosas para asistir a los apestados. "Por ser este un acto heroico, me limité a exponer a las religiosas la petición del ayuntamiento y decirles que, si alguna se veía con ánimos para ejercer este acto de caridad, me lo dijese por carta. Y, como to– das ellas estaban animadas de tan buen espíritu, no hu– bo alguna que no se ofreciese al sacrificio. Se designa– ron, pues, cuatro que viniesen a Masamagrell con el fin indicado, y fueron: la madre Angela de Pego, ésta como superiora, sor Francisca de las Llagas de Alcalá, sor Se- 111