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Vuelo de inspección a la zona Huaorani. Pilota el capitán Altamirano, y como pasajeros: el Sr. Tromas, jefe de CGG en Pañacocha, el mecánico Sr. M. Etourneaud y servidor. El plan es aterrizar en el helipuerto 34, 6: Mientras elios acondicionan el heJipuerto para posteriores viajes, yo me encargaré de saludar a grupo amigo de Huaorani, de ofrecerles donativos y -en mi plan- me queda– ría con ellos todo el tiempo posible. Pero el plan de Dios es otro: En el lapso de un año la selva enma– rañada ha ganado terreno y apenas se pueden distinguir con dificul– tad las líneas y los claros de los helipuertos. Sobrevolamos por espacio de más de una hora sobre la zona y sobre las casas de los Aucas, y el capitán nos dice que no se puede aterrizar. AJ divisar las casas tampo– co se asomó ninguno de los Aucas. Y vueltos a Pañacocha se me pide un informe sobre la situación. Día 16 de octubre. En comunicación dirigida al Sr. Benissent, Gerente de CGG en Lum– baqui, reitero mi oposición a Ja operación que Ccpe quiere realizar, por juzgarla peligrosa, porque expone caprichosamente vidas de humildes trabajadores ecuatorianos sólo por no postergar el estudio de una zona relativamente muy pequeña en el conjunto del complejo petrolero. La protección de los obreros con la fuerza armada es exponernos, por otra parte, a vernos en la precisión de ejecutar un genocidio, tanto más indignante cuanto más débil, marginado y respetable es el pueblo Huaorani, a quien ampara la ley de los Derechos Humanos. Por eso, termino el comunicado solicitando, en nombre de la Igle– sia y en nombre de los Derechos Humanos, suspender y postergar es– ta operación hasta que el pueblo Huaorani esté capacitado para com– prenderla, autorizarla y para participar activamente en ella. El Sr. Benissent da curso a esta solicitud, enviándola a los persone– ros de Cepe en Quito. Mientras, aprovechando la oportunidad que me brinda CGG, vuelo en avión a Quito para intensificar la campana. En Quito. Semana del DOMUND. Este año me toca pasar en Quito la semana del Domund. Monse– ñor Jesús Langarica está impresionado por el peligro que se cierne 106

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