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mo del barrio, a la n1argen izquier– da ele la carretera de Andalucía; el dueño lo vendía en buenas condi– ciones y no estaban afectados por )a zona industrial. Decididos entramos en trato con el dueño interesado, cuando, de pronto, ¡nueva y desa– gradable sorpresa 1 : los terrenos ¡estaba n incluidos en zona verde. Nuevas gestiones ae las señoras de la Junta de Caridad para conseguir de los Organismos Estatales una ex– cepción -en las leyes prohibitivas de urban ización. Lograda esta excep– ción, tras no pocos trámites, restaba solucionar la segunda dificultad, es decir: el dinero para la compra de los terrenos. El dueño no se mostró muy e.:-<igente que digamos. Total, unos cientos de miles de pe– setas. No mucho para el que mucho tiene, pero sí mucho para el que está a ex-pensas de la Divina Pro– videncia. Mas, ¡qué cierto es que quien en la Proviaencia confía la Providen– cia le ayuda 1 Y la Providencia vino en nuestra ayuda. Y vino en la per– sona de la distinguida señora doña Carmen Primo de Rivera (que en paz descanse), P residenta de la Jun– ta de Caridad de Señoras, que me hizo entrega de un primer donativo de 100.000 pesetas para la compra ael mencionado teHeno. A este pri– mer donativo siguieron otros de las mismas señoras de la Junta, y el resto fue recabado de organismos oficia)es y de personas particulares. Y con todos ellos se adquirieron los locales y se dieron comienzo a las obras. Los planes del edificio, tanto de 30 la capilla como del resto, fueron im– puestos por U rbanismo. Se trataba de una excepción en zona verde y había que acogerse a las normas dictadas por el mencionado Orga– nismo. La falta de uniforn1idad en el estilo de los edificios se debe a la carencia de medios económicos para construir ya en un principio lo que posteriormente han venido exig-iendo las necesidades de )as di– versas obras allí instaladas. U na vez más se cumple aquí lo que dice cierto refrán : "En la casa det pobre se gasta el doble." El acto de inauguración y bendi– ción de la mencionaaa capilla y de los locales adjuntos revistió gran solemnidad . De ella se hizo eco la prensa del día, y de ella transcribo la s iguiente reJación : "Día 13 de febrero... E l barrio de Las Carolinas está de fiesta. Los balcones, puertas y ventanas apare– cen engalanadas con vistosas y va– riadas colgaduras. Las mujeres ha– cen gala de exhibir colchas, cober– tores y alfombras. Los hombres arreglan calles y p reparan el g ran– dioso arco de entrada en la capilla, como homenaje y saludo a los ilus– tres personajes, que están a punto ae llegar. Los niños agitan al vien– to, alegres y jubilosos, coloridos gallardetes y banderas. El estampi– do de los cohetes resuena sonoro en todos los contornos.. . A las diez de la mañana, la gente se pone en movimie nto. Es día grande. Día de inauguración del templo, de comun ión general, de bendición de comedores, guardería infantil, ropero, etc. Todos se dis-

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