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(62) rodearlo de «soldados armados , “y de otras, personas respetables, que. por las calles le acompañasen ,-le abriesen camino , y le de- fendiesen de la. piedad indiscreta, que le, atropellaba , y quisiera cada uno .eatrarlo; en su corazon , y que mo contentandose com sus bendiciones, con sus Evangelios ,, col, las inumerables indulgencias , ya parciales; ya plenarias , que por especial privilegio de su: Santidad.» y de casi todos los Obispos de la España, conecdia á los Rosarios y.Cru- ces, «Medailas , é Imagenes, tambien que- rian, y de hecho le cortaban, y hacian pe- dazos su pobre Hábito! ¿Qué es de admi-, rar, que no:sicudo suficientes los mas. gran=, des Templos, ui Catedrales .para.sus Nunes rosísimos auditorios y pues en Barcelona por; un cálculo prudencial se juzgó sería «de se-. renta mil personas: en ¡Murcia de solos los Rosarios, que vevian de la Huerta de wvein= te á veinte y dos. mil.,; y: asi respectivamen» te en.todos: los Pueblos 2. En vista de esto, ¿qué es de admirar, digo yo, fuera: necesas rió «predicar por lo. comun. en. las «Plazas2 ¿Que.es de admirar volarse tanto la fama de este gran Misionero y que preslicaado 80, a.

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