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atropellado este por el coche del General, y por sus Batidores á caballo, sunmamente irritados los Malagueños empuñaron sus ar= mas para quitarles la vida , y estando ya so- bre los estrivos del coche en punto de des- cargar sus golpes mortales, al imperio de la dulcísima voz del Padre Cádiz, que despues de haber elevado sus ojos al Cielo, les di- xo: bijos mios , quietos, .baced lugar para que pase su Excelencia. Fue tan poderoso este dulcísimo elamor , que al punto todos se suspenden , dexan caer las armas de. sus manos, se sosiegan , y cói indecible incos modidad del pueblo dan lugar á que por medio de todos pasen libremente el General y sus criados, Hablen los innumerables pe- cadores , que á: su, ardentísimo zelo y cari- dad confesarán eternamente deber la mudan» za de sus voluntades, y de su verdadera conversion á Dios. Hablen todos aquellos, que le consultaron los negocios de sus con» ciencias, y por sus sabias, y siempre acer» tadas respuestas podrán publicar el gran Dón de consejo, con que el Señor le habia ador- nado 4 su Siervo, para que dirigiese con acierto á sus criaturas, Lo tuvo en efecto: £o-

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