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7, falible , bien que voluntaria precision de morir, soio porque q uiso t_omar sobre .sí nuestros peca– dos, y dar por ellos entera sausfaccjon á la cjivi– na j usticia? (a) i Ah! Si a este Unigenito de Dios, espleudor de la gloria de su Eterno Padre , y fi– g ú ra p rop risima de su divina sustancia no se le dis– p ensa la muerte , por mas que con repetidl , y an– gustiada oracion lo· pide asi en el Huerto, y que no por la dura necesidad de algun delito propio., sí por espontanea deliberacio11 de su ardiente c::iri– d ad se ofredú a p -1d ecerla; ¿ cómo será posible, q ue los ho.nbrcs po r i1moce,1tes ~ y j ustos q ue ellos sean , dexcn de sufrir el goipe de esta irrevocable sentencia ? Y si la eticacia de sus méritos infinitos, 110 se nos ha aplicado para exonerarnos del peso ,de este , y otros re.:itos q11e sigt1e11 a nuestra cul– p a , ¿ qu:ues serán Slhicicnt~s para hacernos imagi– nar sera posiole lo contrario? E~ verdad, qne pl'o– meti6 el S.:ñor m.1s de una vez a los de su esco– gida P ueblo , q 1e si arr-ap~ntid o s de su mala vida hiciese,1 p ?n:tsnc1a , y la enmendasen , mudaría tam- biea su Ua_;estaj el decreto de su castigo , y no ve 1dna sob.-e ellos la muerte , con que les havia p ri.oero conminado : Si poenitemiain egerit gens il/tJ a me.lo sWJ : : : agam eJ ego poe11ite11tiam super malo, q ·1JJ cigita •l, ut facere•n ei, (b) Pero tanto estos, co– mo los exemplares, que poco ha os decía, hablan d~ uu genero de mnerte particular, en pena de una culpa, o de alg tnas en especial, y por esto, qui– tada la causa, suspendía Dios estos ef::>ctos ; mas la muerte, que a todos infaltblemeute ha de sobre- • Philip.~. v. 7. et 8,;;:;; Hcbr,-:i.~, et 19. := et ~-•P• 9• •S• i Jc:rlCDl, 1 I!, 8, ve-