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7~ gnno , que dexe de morir , asl tampoco se encuett– tra uno solo , que viva confüido de su inmortali– d ad en esta vida. Nemo est , q!1i semper vi'vat , et qui bttjus rei habeat fiduciam , (a) decia el Sabio Ecle– si:més. Por esto el Apostol San P ablo, decia á los 'l'es.ilonicenses ; Vowtros , hermanos mios, no ne– ce~itais, qnc yo os e~cnba, ó hable de los momen– tos , y tiempos en que ha de llamarnos Dios a su juicio. Vosotros sabeis mui bien, que este dia del Señor , 6 nuestra muerte ha de venir sobre noso– tros á la manera del ladren , que asalta de noche alguna casa para robarla , en la ocasion en que ~stemos mas descuidados , ó nos imaginerI'OS 111as se– gufos de la vida. Dios , con un dcrrcro irr.:!voc,1Lle ll> l iene asi est.,blecido : la fragil condiciou do? nuestra d cvil natureleza nos lo pone continuamcrte á fa vis.. ta en su quotidiana deficcncia, y menoscabo ; pues esto no es otra cos<1 en sentir del P. S. Gregario Magno, qne una prolixa, y continuada muerte: Ip- 1¿ autem q~otidianus defectus com1p1lo11is, ¿ q!iid tsl aliutt q!uim q!laedam prolixiras mortis? (b) Y qua11- tos han vivido hasta aor,, en el mnndo, nos lo per– suaden con la roayot evidencia; pues si ha havido algu"os que á nuestro parecer hayan podido ima– ginarse inmortales , serían los AntedilL v;anos , por– que no pocos de ellos se acercaron mucho á los mil aiios ; mas para desvanecernos est:is idi. 11d...d:s jrnagii;acioucs, ~st?gt~ra de tod s el E~pir : 1 S. 1 to~ 110 sin a\gun m1,teoo, qne cfccttvam.?ntc n mi.:r 01 ,, pero no es esto lo cine nos impde :i qne admire– rnos la profundidad de los divinos jt11dus, si los me-

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