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espiritualmente en si mismo, haciendose una misma cosa con él por la participacion de un mismo corazon, y espiritu, no por naturale- za, sino por amor, y semejanza de vida. ¡O union digna de la alabanza, y admira. cion de los Angeles, y bienaventurados! ¡Qué sea esta union tan celestial, que la compara Christo con la union divina, que tiene con su Padre! Esta es una de las mayores, : principales maravillas, que se pueden decir del alma , mientras está unida con esta carne mor: tal. Dichosas aquellas, que-Hdegan 2 tanta dignidad. Y si la alma; siendo una criatura tan pequeña, dá al cuerpo, que informa, tanta hermosura; ¿qual será la que Jesu Chris: to, verdadero Dios, dará al alma en el San- tisimo Sacramento ? ¡Que ilustracion, qué vivacidad dará a su entendimiento! ¡Que afectos, que incendios causará en la voluntad! ¡ Que deseos tan Santos engendrara en el co- razon! ¡ Que hermosura obrará en todo el es. Piritu racional! El entendimiento humano no lo comprehende, las voces faltan para ex plicar los arcános de tanto mysterio. Medi tadlos vosotros, oyentes mios, que ya me llama la oracion a hablaros de la union, que debe