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70 SOBRE LA AUTENTICIDAD, VERDAD Y DIVINIDAD Reflexionad que tratamos con incrédulos instruidos , y que ellos saben bien que han perdido el pleito, y no pueden esperar otro término que el infierno para siempre, si les probamos inyencible- mente la autenticidad , la verdad y la divinidad del Eyangelio. Para mantener la corrupcion de su corazon , ahogar los remordi- mientos de su conciencia y llenar de tinieblas su entendimiento, han menester negar la verdad del Evangelio. De lo contrario, se verian en la precision de abandonar su incredulidad , ó contrade- cirse á cada paso, como le aconteció á uno de los mas sábios maestros de la incredulidad (1). Pero, Si veritatem dico vobis, qua- re non creditis mihi? Si yo llego hasta la misma demostracion en las pruebas de la verdad y divinidad de la historia de Jesucristo, escrita por los evangelistas , por qué no exijiré de ellos el aban- dono de su error, y la sumision mas absoluta á la razon y á la fé? El punto es el mas delicado é interesante. Si él se prueba , irresis- tiblemente se prueba todo: si no se demuestra , nada se adelanta, nada se ha hecho. Si no puede negarse la verdad de la relacion de los. evangelistas , Jesucristo ha sido, es y será eternamente el Mesías prometido en la ley y los profetas ,.el enviado de Diosá los hombres para su salud y redencion, el Salvador del mundo ,.el Verbo hecho carne , Dios y hombre verdadero. Los incrédulos ins- truidos se han obstinado contra las pruzbas evidentemente creíbles que anteriormente hemos dado de estas verdades; yeremos ahora si se muestran mas dóciles á las que vamos á darles de la autenti- eidad, de la verdad y divinidad del Evangelio. Mi Dios, sostenedme con vuestra gracia, para que yo defienda vuestra causa. Compadeceos de los incrédulos, moved su corazon con afectos virtuosos, para que no prostituyan las luces de su en- tendimiento. Concededles el conocimiento de la verdad: haced con vuestros auxilios que reconozcan vuestra grande obra en el Evangelio; que la agradezcan , que la observen , que la publi- quen para vuestra mayor honra y gloria, y provecho de sus almas. Concededles esta gracia por los méritos de la mas amable y mas santa de todas las puras criaturas, María Santísima, vues= tra purísima Madre, y nuestra poderosísima protectora. Ay! Si ellos conocieran, «sizellos sirvieran, si ellos amáraná una cria- (1) Rousseau conocióy confesó con espresiones magníficas el orígen divino del Evangelio , y luego se contradice á sí mismo, diciendo: que enseña cosas absurdas, » a,

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