BCCSAL000549-A-09000000000000

502 CONTRA LA SOBERBIA. nítente, ya que le imitamos errante? Para ahora, para este instan- te, para este feliz momento , en que esta soberbia torre de nues- tro orgullo caiga y se desmorone al impulso del viento de la divina gracia : para este instante, en que la arrogante estátua de nuestra soberbia se despedace al impulso de la piedra Cristo: para este feliz momento , en que avergonzados , confusos , y sin atrevernos álevantar los ojos, nos arrojemos á los piés de Jesucristo erucifi- cado á pedir misericordia. ) Sí, Dios mio: Criador mio, y mi amable Redentor: nosotros, vi- les gusanillos de la tierra, tuvimos la bárbara osadía de levantar la máno contra vuestra Omnipotencia: contra vos, Rey inmortal de los siglos, que con un mirar vuestro podeis trastornar los mon- tes, desplomar los cielos, y reducir á su primitiva nada toda esta máquina del órbe. Qué hicimos insensatos de nosotros? Volvernos los hijos contra su padre, los discípulos contra su maestro, los cautivos contra su Redentor, y las criaturas contra su Criador- Qué necedad ! qué locura! Vos teníais poder para castigarnos, llamas á que arrojarnos', demonios á que entregarnos , y eterno infierno en que sumergirnos : sin embargo, tanta es vuestra cle- mencia para con nosotros, que en vez de castigarnos nos haceis fayores , en lugar de arrojarnos al infierno , nos ofreceis el cielo, y.nos dais lecciones de humildad , para destruir nuestra soberbia. Aprended de mí, decis, á ser mansos y humildes de corazon. Ob leccion saludable! leccion divina; digna de grabarse en todos nues- tros corazones! Aprended de mí , no á criar los cielos y la tierra, no á resucitar los muertos , y mandar á todos los elementos , sino á ser humildes y mansos de corazon. Quién tendrá escusa para no hacerlo? Podremos tener estusa para no ayunar, para no viajar con los piés descalzos, para no aplicarnos cilicios, ejercitarnos en disciplinas sangrientas, y. en otras provechosas mortificaciones; pero no tendremos escusa para dejar de ser humildes y mansos de corazon: mo la tendremos ciertamente para no humillarnos delan- te de Dios, y pedirle el perdon de nuestras iras soberbias , orgu- llo, lujo, vanidad , presuncion , y demas miserias de que estamos llenos: Caiga, Señor , este soberbio Saulo: humíllese esta altiva Magdalena á la fuerza de los poderosos auxilios de vuestra gracia, con: la que digamos todos verdaderamente arrepentidos : Señor mio Jesucristo , etc. FIN.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz