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Y FALSA DEVUCION. 485 vuestra mano: espero que ella me fortalezca, para que yo jamás retroceda de este camino recto que hoy empiezo. Es posible, ama- do Redentor mio, que no haya yo conocido hasta ahora este bien tan precioso y verdadero? Ay! qué me ha quedado de mis pasados deleites , sino una pena, una amargura que me atraviesa el alma? Qué fruto han producido mis desarreglos y mis vicios, sino un pe- sar insufrible , un sentimiento doloroso que me traspasa el corazón? Es posible que fuese tanta mi locura , que pensase podia hallar la tranquilidad de mi espíritu, el gozo de mi corazon, en las ofensas y agravios de mi Dios? Dónde estaba mi entendimiento? Queria componer el mundo y el Evangelio, y no podia: queria la paz con el pecado, y no podia: queria seguir mis vicios y ser devoto, y no podia. Ah! cómo habia de poder unir el cielo y el infierno, las tinieblas y la luz, la gracia y la culpa? Pero ya, Dios mio , caye- ron de mis ojos aquellas escamas , aquellas cataratas que me im- pedian ver esta verdad. Ahora la veo, Jesus mio, en medio de mis lágrimas, mi dolor, mi pena y sentimiento. Sostened mis reflexio= nes y resoluciones, mantened mis propósitos. Santos.... Santas... Vírgen Santísima..... interceded á todos..... Señor mio Jesucris- to, ete.