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SOBRE EL GENIO. 453 gunda el iustruiros cómo d3beis portaros con vuestro génio cono- ciendo sus inclinaciones, y venciéndolas valerosamente, sin adu- larse cada uno á sí mismo, como decia San Pablo : Et non nobis placere. Pero antes de esplicaros estas cosas es muy necesario conocer qué cosa es el génio, y cuántas sus diferencias, porque de otra suerte será dificil entendais lo que despues tengo que deciros. El génio, pues, que por otro nombre se llama el humor, el natural, el temperamento de una persona, no es otra cosa que la propen- sion 6 inclinacion de la voluntad á alguna cosa. Puede esta incli- nacion ser natural, y ser adquirida. Será natural, cuando no han precedido actos para formarla; y será adquirida, cuando ha pasa- doá hábito, repitiéndose los actos de la misma voluntad; y en tonces forma en ella una virtud ó un vicio, segun que nos lleva al bien, ó' conduce al mal. Esta propensión ó inclinacion de la volun- tad, sea natural ó adquirida, tiene principio en el temperamento de los humores naturales, de que el cuerpo humano está compues- to, y de cuyas cualidades participa. Por eso dije antes que era lo mismo el génio que el natural ó el temperámento. Una persona de natural suave , dulce y afable, se llama una persona de un génio afable y dulce: una persona de un temperamento ó humor fogoso, pronto y colérico, es lo mismo que decir, una persona que tiene el génio colérico, pronto y fogoso. Todos nosotros seguimos ordi- nariamente en la conducta de nuestra vida el humor ó el génio que predomina, segun nuestra natural complexión; y bien patente te- nemos en esto la suma importancia de regular bien este principio, porque asi proviene de él todos los bienes; y si omitimos su direc- cion , nos arrastrará á todos los males. Como todos tenemos coni- plexion distinta, pues unos somos coléricos , y otros flemáticos: es- tos sanguíneos, y aquellos melancólicos, somos por consiguiente diferentes en los génios , sin que jamás se encuentren dos personas que perfectamente se parezcan. Hay génios tiernos y afectuosos, que fácilmente se inclinan á la piedad, que agradecen los beneficios, y se enternecen en la consideracion de las penas del Salvador. Pero son fáciles Lambien en amar otros objetos perjudiciales, y sienten grandísima dificultad en desasirse de ellos. Hay génios ardientes y fogosos , que son muy á propósito, para concebir un gran celo por la gloria de Dios, y-obrar grandes cosas en su servicio. Pero son sumamente espuestos á encenderse demasiado por cualquier leve motivo. Hay génios arrebatados y coléricos , que la mas ligera pa-

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