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452 BOBHE El GENIO. viera los talentos necesarios pira practicarlo asi, escuchariais en esta tarde un asunto verdaderamente peregrino, un asunto segu- rament estraño, pero tan útil, tan importante, lan necesario, que en él hallaríais el orígen de vuestros males, y el principio de todos vuestros bienes. Veríais que todos hablan y tratan de este asunto, y que ninguno Je conoce y maneja. como debe: veríais que con sufrir y manejar con paciencia y con prudencia el génio de vues tros prójimos, y con sujetar y gobernar, segun verdad y razon, vuestro génio mismo, desaparecian del mundo millones de millones de pecados, y quedaba todo el universo en brevísimos dias refor- mado: veríais, en fin, que esta grande verdad, y este admirable secreto nos enseña San Pablo, cuando dice : Debemus aulem nos firmiores imbecillitates infirmorum substinere , el non nobis placere, Rara cosa, direis acaso vosotros: todos los dias estamos hablan- do del génio, y jamás habiamos pensado que el génio bien dirijido era el principio de todos los bienes; y el génio mal gobernado la causa de todos los males. Pues no lo dudeis, carísimos oyentes preguntad sino á una mujer soberbia, por qué maldice con tanta frecuencia 4 sus hijos, llenando de escándalo á su familia, y lle_ cando el fuego de la discordia á los oidos de la mas distante vecin- dad? Porque el génio de mi marido, responde , es tan atroz que me mortifica; y mi génio tan pronto que me arrebata. Por qué hombre, no despachas esas causas , no evacuas esas dependencias. por cuyo atraso motivas tantos perjuicios á esos litigantes ? Cómo ha de ser, responde : mi génio es bastantemente apagado; y arri- mándosele un poco de poltroneria; camina á paso lento en todos los negocios. De suerte, señores , que el quebrantamiento de los pre- ceptos de Dios, las injusticias contra los prójimos, y-el vicioso des- arreglo de nuestras propias pasiones, todo se pretende santificar cow el génio de nuestros prójimos, y con” nuestro génio propio. Lo mismo sucede en la omision de todas:obras buenas. El génio bulli- vioso tiene la culpa , decís, de no hallar quietud en la oracion : el génio corto y vergonzoso de no ejercitarse en las obras de miseri- esrdia; y el génio satírico de nuestros prójimos , de que no: fre- eúentemos los Sacramentos. Pues, cristianos mios muy amndos, yO woy cón el apóstol San Pablo á hablaros en esta tarde de una ma- teria tan importante, y á deciros cómo habeis de portaros Con e énio de vuestros prójimos, sufriendo con paciencia sus faquezas w debilidades; Debemus nos imbecillitates infirmorum substinere. Y eS'g demóstrafemos en la primera parte: reservaudo para la se-

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