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PT Sc + . A L48 SOBRE LOS PELIGROS cristianamente á sus amigos, se hacen cómplices de su pecado, aduladores de su pecado, y consejeros malignos de su pecado! Buen Dios! Prede darse fidelidad mas bárbara que añadir la propia con denacion á la condenación agena? Corre un jóven á una pendencia, y sus amigos le apadrinan: mantiene un hombre un comercio es- candoloso, y sus amigos le prestan auxilios. Es posible, pecadores, que no habeis de conocer vuestra espantosa necedad? Es posible, que en vez de ser fieles á vuestros amigos en todos tiem- pos, los habeis de olvidar cuando están pobres: abandonar cuando se hallan enfermos, y desconocer cuando se miran necesitados? Es posible que en vez de amonestar á vuestros amigos, para que aban- donen los vicios y salven sus almas, los habeis de autorizar en sus desórdenes, y acompañar en los desarreglos de la vida? Válgame Dios! Que solo habeis de buscar por amigos unos hombres sin fé y sin religion, que omiten sus obligaciones, que no doctrinan cris- tianamente á sus hijos, que castigan ferozmente á sus mujeres, que huyen de los Sacramentos, que se entregan á la deshonestidad, + la murmuracion y á la gula, y que solo conservan de cristianos el nombre! Es posible que no habeis de conocer esos escollos, esos tropiezos de la amistad , y evitarlos cuidadosamente eligiendo ami- gos fieles. amigos cristianos que frecuenten los Sacramentos, que huvan de los peligros, que se apliquen á un trabajo honesto, y den buenos ejemplos con su vida? Si decís que no se hallan amigos de esta clase, vosotros ciertamente os engañais: buscadlos con cuida- do y los hallareis. No son tantos, es verdad, que con su multitud hagan desaparecer la peste infame y mortífera de los malos ami- gos; pero no ha desamparado Dios á su Iglesia, ni deja de tener siervos fieles en todos los pueblos, en todos los estados y en todas las edades, que son el honor de la naturaleza humana, la alegría de la Santa Iglesia, y el gozo de su Dios y su Señor. Tomadlos enhorabuena por amigos y os irá bien: con el ejemplo de su herói- ca castidad os enseñarán á ser castos: con su modestia á ser modes- tos: con su humildad á ser humildes y con su caridad á ser carita- tivos. No os desampararán en los peligros, ni abandonarán en la pobreza, ni en vuestras enfermedades y apuros. Estarán con vos- otros siempre firmes y constantes en las alternativas casi necesarias de la vida, y en los momentos formidables de vuestra muerte. Cuando todos los demas os desamparen, cuando hasta vuestros mismos parientes os abandonen, los buenos amigos se hallarán á vuestro lado hasta entregar vuestro espíritu en manos de vuestro
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