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Y OBLIGACIONES DE LA AMISTAD. 411 y balanceais todavía entre la venganza y el perdon? Qué diria el mundo ? Qué dirian vuestros amigos? Qué estimacion harán de vosotros? Será razon que el otro se alabe de haberos insultado, ajado , injuriado impunemente? Qué decís? Que las leyes del cristianismo os atan las manos: que Dios manda perdonar los agravios : hacer bien al que nos aborrece ; y orar por los que nos persiguen y calumnian! Ah! Me maravillo de vuestra simplicidad: Adhuc tu permanes in simplicitate tua? Asi es como se insinúa en un corazon cristianamente conforme con los trabajos que la divina Providencia le dispensa , la injusta pasion de utilizarse con las desgracias é infortunios de sus próji- mos : es posible (dice un amigo sin probidad ni religion) que vues- tros negocios cada dia han de ir á menos, que vuestras infelicida- des han de aumentarse por instantes y que no sacrificareis un poco de los intereses de vuestra conciencia para restablecerlos ? Por qué no imitais á tales y tales personas, que se aprovecharon del desamparo de la viuda, del huérfano y el pupilo, para comprar= les la hacienda á menos precio, que no dejaron pasar la ocasion de enriquecerse con un monopolio oculto, con un trato inicuo, lleno de usuras paliadas, y de trampas bien vestidas: que se apro- piaron los bienes del comun , ó del particular, que se depositaron en su poder, ó entraron bien las manos en los caudales de aquel difunto, que los constituyó testamentarios ? Direis, acaso , que el cristianismo prescribe la equidad , la rectitud y la buena fé en los tratos y comerciosconlos hombres. En verdad quesi pensaisasi, me admiro de vuestra simplicidad: Adhuctupermanes in simplicitate tua? Asi es como se apodera de un corazon prudentemente liberal la infame pasion de la avaricia: cómo sois tan pródigo disipador de vuestros bienes con unos hombres ingratos? dice un amigo avaro. Muchos de los que se finjen pobres , son bien ricos , y Os engañan lastimosamente : si partís vuestras riquezas con ellos, presto vendreis á no tener con que alimentaros: los trastornos de la rueda de la fortuna son frecuentes : y es necesario reservar lo que se tiene para estos acontecimientos, y no gastarlo con unos holgazanes, que por estar ciertos de vuestra liberalidad , no quie- ren aplicarse al trabajo y se entregan á todo vicio. Pero si decís que el Evangelio ordena la caridad , y manda la compasion con los pobres, yo tambien me compadeceré de vuestra simplicidad: Ad- huc tu-permanes in simplicitate tua? Asi es como se apodera de un corazon quieto y contento con su

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