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DE UNA RELIGION REVELADA. 33 resistible: Yo:sé que vos, Señor, sois sábio esencialmente, é infi- nitamente justo : conozco que estos divinos atributos os hacen po- ner una diferencia grande entre el vicio y la virtud: que aborre- ceis y castigais lo malo, que amais y premiais lo bueno. Veo mu- chas veces que esto no se verifica en este mundo , en el que pa- dece el virtuoso, y el vicioso es prosperado: en el que la virtud gime entre miserias, y el vicio nada en delicias: esto veo, esto toco , esto esperimento ; luego ha de haber un tiempo despues de este, en que el sábio y justo Dios obre con rectitud , dando -á cada uno lo que le corresponde: castigo al malo y premio al bueno: luego hay otra vida: luego mi alma es inmortal, como objeto ne- cesario de estos castigos y de estas recompensas. Arruinado el principal fundamento del ateismo y el deismo , debemos tambien esperar dar en tierra con todo el edificio de la impiedad. Ello es que tenemos demostrado, que la religion natural es insuficiente: que la revelacion es absolutamente necesaria: que Dios. ha habla- do á los hombres por otro modo mas alto que por las luces de la razon, y que hay una religion revelada. Pruebas sólidas é irrefra- gables, que solo podrán negar ó dudar de su solidez los. que se obstinen en cerrar los ojos de su entendimieñto para no ver la verdad. Sin embargo, gran Dios ! qué de poco servirá que yo hable al entendimiento, si vos no hablais al corazon! La elocuencia huma- na, segun el dicho de vuestro apóstol Pablo , no es mas que voz sonora de una campana bien fundida. La razon puede probar y establecer-la necesidad de una revelacion; pero solo vuestra divi- na gracia puede someter á la revelacion nuestros espiritus y nues- tros corazones. Imprimid , Dios de misericordia , fijad profunda- mente en nuestra alma estas dos importantísimas verdades: la ne- cesidad de una religion, y la necesidad de una revelacion; y se- remos inmediatamente discípulos de la religion verdadera. Si, Dios inmortal ! Desde el momento en que por una íntima convic- cion yo llegué á vivir firmemente persuadido la estrema necesidad en que me hallo de unirme y ser fiel á una religion verdadera, á una religion revelada, á una religion divina, que pueda hacerme feliz eternamente, mi eleccion ya no será incierta ni dudosa. Mi religion será la que es por un puro efecto de vuestras grandes mi- sericordias: aquella religion concebida en la eternidad, mandada desde el principio del mundo , obedecida por los patriarcas y pro- fetas , y publicada con estupendos prodigios y maravillas : aquella

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