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382 SOBRE LA RESURRECCION cia el angélico doctor Santo Tomás, no es posible que una alma inmortal permanezca eternamente sin su cuerpo: es menester que vuelvan á reunirse: es menester que el cuerpo resucile; y si uno necesariamente ha de resucitar por la virtud del Todopoderoso , á todos debe suceder lo mismo. (4) Pero no, decia el grande y profundo Tertuliano, no temais. la confianza de los cris- tianos está sostenida de la fé de su resurreccion. (2) Sola- menle los carnales, los que viven segun las pasiones brutales de su cuerpo , los que no esperan ser eternamente felices , Son los que niegan la resurreccion, decia el mismo : ellos la ven, la tocan, la esperimentan en todos los dias y las noches, en todas las plan- tas, en lodos los objetos , en todas las estaciones del año, en todas las cosas : la perpétua revolubilidad de todos los séres les demues- tra la. resurreccion de los muertos; pero sus vicios, sus desórde- nes, despues de corromperles el corazon, ¡es ciega el espíritu, los estravia de la verdad , les apaga la fé y les hace negar una ver- dad tan patente. (3) Pero no , hermanos mios muy amados , no ba- lanceis un punto en este grande artículo de nuestra fé: Omnes qui- dem resurgemus : todos resucilaremos, esta es la fé de la Iglesia: esta es la fé de cuantos nos gloriamos de ser hijos de tan santa é infalible madre: Omnes quiden resurgemus, clamamos con San Pablo, Sed non omnes immutabimur. No será la resurreccion en todos una misma. Unos resucitarán para vivir eternamente en el cielo, y otros para padecer eternamente en el infierno. Qué remedio , pues, hermanos mios, para que lodos resucitemos para la gloria? Imitar la Resurreccion de Jesucristo. Ella es nuestro ejemplar, como ya he- mos dicho con Santo Tomás. Yo advierto que en la resurreccion del Señor se hallan estas seis señales que forman su carácter: conside- radlas bien, y tratemoslos pecadores y los justos de imitarlas. Ella fué una. resurrección pronta, verdadera, universal, manifiesta, constante y gloriosa. Veamos esto, aunque sea con la mayor bre- vedad. (1) Cum nulla anima perpetuo possit á suo corpore separari, ne- cesse est sicul unum , ita et omnes resurgere. (Div. Thom. pars. IM, supplem. quaest. 75.) (2) Fiducia christianorum, resurrectio mortuorum. (De Resur- rect. e. 1.) (3). Nemo tam carnaliter vivit, quam qui negatcarnis resurrectio- nem. Omnia in statum reddeunt, cum absceserint: omnia incipiunt, cum desierint , ideo finiuntur , ut fiant : nihil deperit, nis-iin salu=
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