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DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. 319 desde este feliz momento el infierno queda cerrado, el diablo ven= cido, las almas de los justos puestas en libertad para entrar en el cielo con su Redentor, y el mundo publicará en todos los siglos tu gloriosa Resurreccion, para remedio de los pecadores, y eterna alegría de los virtuosos: Et gloriam vidi resurgentis.. Alegraos justos, y regocijaos todos los hombres de corazon recto y puro: recibid la enhorabuena de vuestra felicidad; y vos, Madre dulcísima, recibidla tambien por el incomparable gozo que recibió vuestro espíritu cuando vísteis á vuestro unigénito Hijo Je- sus resucitado. Acompañadnos, Señora, á dar gloria, honor, culto y bendicion al Eterno Padre, porque nos dió á su Hijo y vuestro para nuestra salud y remedio: para bendecir y aiabar al Eterno Hijo por su triunfante Resurrección, y al Eterno Espíritu Santo por los dones y gracias que ha comunicado y comunicará á las almas eter- namente. Mas para que estos afectos santos de alegría produzcan en nosotros los frutos saludables de las virtudes que desea y soli- cita nuestra Madre la santa Iglesia, tomemos la resurreccion de Jesucristo por norma de nuestra resurreccion. Ella lo es verdade= ramente, decia el angélico doctor Santo Tomas. (1) Debemos, ¡mues, los pecadores resucitar de la muerte del pecado á la vida de la gracia : deben los justos pasar desde la comun vida de la gracia á la mayor santidad: unos y otros debemos resucitar á una nueva vida á imitacion de Jesucristo como lo enseña San Pablo cuando dice las palabras que me oísteis en el principio: Quomodo Christus surrezil d mortuis per gloriam Patris ita et in novitate vite ambule- mus. No es fácil hallar un pensamiento mas sencillo, es verdad; pero tampoco acaso le hallareis mas oportuno, mas propio de la solemnidad presente: mas útil. ni mas importante para vuestras almas. Toda otra idea por mas brillante y pomposa que pudiera ser, no llegará jamás á la necesidad estrema que tenemos de la presente. Sin esta, ni seguiremos el espíritu de la santa Iglesia, ni nos aprovecharán sus adorables misterios . ni conseguiremos nues- tra eterna felicidad: con esta se justificarán los pecadores, se san- tificarán los justos y nos salvaremos todos. Mi Jesus , mi amable Jesus , que morísteis por mis pecados , y resucitásteis por mi justificación, concededme vuestra gracia efi- caz, para que se impriman en el corazon de mis oyentes unas ver (1) Resurrectio Christi est exemplar nostre resurrectionis. (Div. Thom. part. MT, quest. 54 in supplem.)
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