BCCSAL000549-A-09000000000000
374 SOBBE LA SOLEDAD en la mas universal soledad que puede imaginarse, por haber que- dado sola en la muerte de su Hijo , sola cuando le dejó en sus bra- zos, y sola cuando le depositó en el sepulcro. Sola sin'*el alma: sola sin el cuerpo, y sola sin el cuerpo y el alma de su amado Hijo Jesus, Dios y hombre verdadero : Posuit me desolatam , tota die merore confectam. Acabo de representaros del modo que he podido la triste sole- dad de María Santísima. El asunto escede la capacidad humana. Se trata de un Dios verdadero, eterno. infinito, inmenso , omni- potente , que hecho hombre por amor del hombre, padece la muer- te mas cruel é ignominiosa por la redención de todo el linage hu- mano; y se trata de su purisima Virgen Madre, llena de todas las gracias, de todas las virtudes y de todos los dones del Espíritu Santo, que se compadece y siente de'un modo solo comprendido de su grande alma, la muerte de su Hijo amado. No estrañeis que haya llenado tan débilmente vuestras esperanzas y mis deseos en la esplicacion de unos misterios tan superiores al entendimiento de los hombres, y aún á la comprension de los mismos ángeles. Sin embargo , lo poco y mal dispuesto que he dicho , es mas que sufi- ciente , si teneis fé, para mover vuestro corazon á la detestacion de los vicios, al amor de las virtudes. al agradecimiento de las misericordias de Jesus, y á la mas tierna y sólida devocion á Ma= ría Santísima su madre. Nada mas útil, nada mas importante y necesario para vosotros y para mí que la verificacion de esté santo pensamiento. Qué feliz seria yo si pudiese llegar á los piés de la Virgen con la conquista de algunas almas, que hasta ahora se ha- bian resistido á las eternas y pavorosas verdades que desde esta cátedra del Espíritu Santo les han anunciado en esta cuaresma! Qué afortunados seríais vosotros si yo pudiera con verdad decir á esta triste Madre : este cristiano, Señora, era un hombre impuro, que con sus liviandades azotaba las carnes inmaculadas de Jesus: este otro era un soberbio que con sus atrevidos pensamientos le coronaba de espinas: aquel era un rencoroso, que negando el perdon á su enemigo, aumentaba el enorme peso de su cruz: el Otro era un avaro, que ocultando codiciosamente sus bienes á la presencia de las urgentes necesidades de los pobres, le clavaba en la santa cruz, este era un injusto que perjudicando gravemente á su prójimo, pasaba el pecho de vuestro Hijo con la lanza de su pe- cado. Pero ahora , Señora, todos arrojan las armas, todos se rin- den, y todos piden misericordia á vuestro Hijo Jesucristo, con-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz