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DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. 341 satisfizo al juez esta respuesta , y mandando acercar al que le pre- sentaban como reo, le entró consigo en el pretorio, y á solas le preguntó Pilatos: Hombre, qué has hecho? Quid fecisti? Oh Pi- latos, si tú supieras lo que ha hecho ese Dios-Hombre que tienes en tu presencia, qué concepto tan diferente formarias de su per- sona | Ten entendido que ese hombre que te presentan como Teo, es aquel gran Dios que en el principio crió el cielo y la tierra , y todas las demas cosas. Es quien sacó de la nada todo lo visible é invisible, y sin cuyo poder nada se hizo. Es el que manda á los vientos y á los mares, y le obedecen * él resucita los muertos, dá vista á los ciegos, piés y manos á los baldados, oido á los sordos y habla á los mudos. Es quien arroja los demonios, serena las tem- pestades, y en todas las ocasiones se ha mostrado poderoso en obras y palabras. Es quien hace cuanto quiere , y ha hecho tales prodigios, tales maravillas, que no cabrian en el mundo los libros si todas hubieran de escribirse. En una palabra, entiende, oh Pi- latos , que los mismos que te entregan ese hombre, le han conte- sado por el Mesías prometido en su ley y en sus profetas, le han recibido con triunfo, le han aclamado por hijo de David, por el bendito del Señor, y por un hombre que bizo bien todo cuanto ha hecho , como dice el Evangelio. (1) Considera qué delitos son estos para sentenciarle á muerte. No entendió Pilatos estos misterios, pero conoció claramente la mala voluntad con que los judíos acu- saban á aquel hombre, y propuso eficazmente en su interior el li- bertarle. Y sabiendo que Jesus era galileo, se le remitió al rey Herodes, que gobernaba en aquella provincia y se hallaba enton= ces en Jerusalen, para que como vasallo suyo terminase aquella causa, y él no tuviese precision de intervenir en ella. Mucho se alegró Herodes viendo á Jesus, porque habia oido de él tantos prodigios, que deseaba ansiosamente que hiciese alguno en su pre- sencia; y como Jesucristo no condescendiese á su impertinente y vana curiosidad, y ni aun siquiera le hablase una palabra, le tuvo por un fátuo, y vistiéndole de blanco como 4 loco, se le devolvió al presidente Pilatos. Oh almas, mirad como anda nuestro amable Re- dentor , de un juez á otro, de un tribunal á otro! La eterna sabi- duría del Padre, es reputada locura por los hombres ? Dios con— fundirá estos falsos juicios de los hombres, y con la misma vara t) Et eo amplius admirabantur , dicentes: Bene omnia fecal: el surdos fecit audire , el mutos loqui. (Marci,c. VII, v. 37.

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